NUESTRA LLEGADA AL GRAN TEATRO FALLA.

El primer charlista en llegar al Real club de Tenis de Cádiz, lugar en el que quedamos citados para establecer algunos puntos a desarrollar en el Gran Teatro Falla , sede en la que iba a pronunciarse la anunciada charla-coloquio sobre algunos caracteres del planeta rojo , fue Arturo Pérez. Cuando yo llegué estaba sobrio pero con un ancho vaso de escocés entre sus manos expertas en el pilotaje de naves extraterrestres y aeroterrestres. Manos mágicas de experto operador en quirófanos y de experto catador de whisky. . Manos de amigo entrañable y verdadero que siempre se tienden para ayudar. Manos pequeñas pero bien hechas que saben acariciar vasos y a su mujer. Manos que me recordaron a la de su hermana , la francesa enamoradiza que nos acosó sexualmente en Avignón cuando en el palacio Papal dimos aquella conferencia relacionada con el tema que , dentro de una hora , expondremos en el Falla intentando no fallar. Poco después apareció José Joaquín acompañado de Rosita Rojo , nuestra asesora en cuestiones que no dominábamos del todo. Los cuatro nos aposentamos en una mesa de la terraza y dimos los últimos toques al protocolo de la actuación. El contenido de nuestra charla lo teníamos , hacía tiempo , más que digerido. A Rosita no le llegaban sus extremidades inferiores ( no me atrevo a llamar piernas de mujer a los apéndices que Rosita muestra de cintura para abajo ) al suelo , pero las movía con  ritmo y compás de arriba abajo ante la mirada absorta y admirativa del camarero de turno. Fijados los puntos que teniamos que fijar , emprendimos nuestro corto camino hacia el teatro entre un enjambre de caminantes que apenas , por su estatura , vieron a Rosita acompañándonos. Aunque todo Cádiz estaba al tanto de la intervención de Rosita , y llevaba varios días conociéndola , siempre , observándola , se admira uno de alguna de sus extrañas formas martenses o marcianas.Todavía no nos hemos acostumbrado , del todo , a andar con ella como si tal cosa. Todo necesita su tiempo y el próximo para poder observarla y hacerla punto de mira de todos estaba cerca. Muy cerca en cuanto que el Falla ya estaba a nuestra vista. Estaba la plaza llena . Rellena de una muchedumbre entre la que las fuerzas de orden público intentaban poner el orden privado que suelen poner. Coches de lujo paraban ante la fachada principal y , de ellos , se apeaban personajes y personalidades entre los que pude distinguir al expresidente Aznar acompañado por su Botella y a Rajoy junto a ella. Vi al arzobispo de Sevilla junto al obispo de la diócesis de Cádiz-Ceuta y al hemano mayor de la Macarena ; siempre los poderes o lo que sean juntos.Vi a la alcaldesa de Cádiz, doña Teófila , con el señor de Guindos disfrazado de guinda de pastelito carnavalero y al señor Pérez Rubalcaba con una gran copa de cava brindando por no sé qué. Vi , y vimos pues José Joaquín , el más alto de los cuatro que nos sentaríamos en la mesa de conferenciantes , llevaba a hombros a Rosita , para que no se perdiera detalle de lo que se podía ver ,  cual torero desorejador en Sevilla saliendo por la puerta del Príncipe , nada más y nada menos que a Cristiano Ronaldo el futbolista portugués que se empeña en ser el " mejón " futbolista del mundo sin lograrlo porque otros mejores que él hay. Vimos a conspícuos representantes del mundo universitario gaditano , tal como yo esperaba , y a otros conspícuos representantes del mundo de las artes como a don Antonio López. Vimos a multitud de opinantes sobre la decadencia que afecta a occidente , economistas unos y periodistas otros. Entre estos a Federico Jiménez Losantos respondiendo , de mala manera y con peores formas , que él no era el novio de Rosita Rojo. Creo que , excepcionalmente , llevaba razón en su respuesta. Rosita me dijo que : ni bebida hubiese tenido algún affair con tal adefesio aunque siempre haya algún tiesto para una mierda. Explícita y clara que es Rosita a pesar de su rojez de color , de procedencia y de planteamientos político-sociales. Un metro de rojerío el de Rosita , que no cabía de gozo aunque con tal audiencia pensase que había caído en un pozo. Sirenas de la policía anunciaron la llegada de alguien muy especial. Carreras por aquí y por allí , empujones que nos llevaron , como si nadie fuésemos, a un lugar nada privilegiado de la plaza : a la puerta de la casa de las viudas o de Fragela , frente a la puerta principal del teatro Falla , lugar en el que , mal que bien , nos pudimos acomodar y ver la entrada de doña Ángela Merkel , la hamburguesa , con una en la mano engordando todavía más sus cachetes de arriba y de abajo mientras hay gente que pasa hambre. Tras ella , lo que me faltaba , una limusina con el siguiente nombre luciendo en sus puertas con letras de oro: CLUB BILDERBERG. Me he puesto nervioso. Intentaré controlar los nervios a lo alrgo y ancho de mi intervención. Ya contaré lo que ocurra. Puede ocurrir de todo... como en botica.