Creo que cursaba primer o segundo curso de comunes en la Facultad de Filosofía y Letras de Sevilla. Corría algún año de fines de la década de los sesenta del siglo pasado. y corrió una voz que dijo : se puede aprobar gimnasia asistiendo a una conferencia que , sobre deporte , dará un profesor en la Facultad de Derecho. La cosa se ponía fácil y el curso mío y otros , en pleno , nos dispusimos a asistir a la conferencia que nos proporcionaría la papeleta de aprobado en aquella María.
Aula abarrotada como Maestranza en día de feria de abril y buen cartel. Allá abajo , en la mesa del conferenciante , él y su presentador : un profesor de Historia del Arte de estatura pequeña y voz atiplada cuyo nombre y apodo omito voluntariamente Digo el pecado pero no el pecador porque a buen entendedor , pocas señas bastan.
Pitorreo general entre el auditorio, dada la juventud de los concurrentes y la tramoya del escenario.
Silencio , dijo el presentador del conferenciante con su peculiar y chirriante voz. Silencio , volvió a decir con el mismo tono , para , a renglón seguido , dar a conocer el nombre del profesor que iba a disertar sobre algo relacionado con el deporte. Sobre medicina y deporte me parece recordar. El tema era , para casi todos , lo de menos. Lo que se buscaba era el aprobado fácil y a casa o a pasear que para eso hacía una buena tarde y el parque de María Luisa , tan cercano , nos llamaba con fuerza y frescor.Con voluptuosidad
Con mis mayores respetos les presento al profesor Repetto , dijo el profesor de arte entre un bullicio ensordecedor.
¿ Cómo ?, se oyó de manera unísona en el aula. Y el presentador volvió a decir : REPITO. CON MIS MAYORES RESPETOS PRESENTO AL PROFESOR REPETTO. REPITO , REPETTO. Sobra decir que la conferencia quedó suspendida. Nosotros sin el aprobado apalabrado , pero el atisbo de conferencia fue inolvidable. Probablemente , si algún asistente lee estas letras , se acuerde de aquella presentación que pasó de ser un aprobado general para el auditorio a un pitorreo generalizado y justificado. El aprobado general voló sobre las cúpulas de la catedral y de las iglesias de Sevilla desapareciendo, en el atardecer , río abajo. Nos tuvimos que examinar de forma más o menos convencional. Otro día escribiré sobre la forma.
1 comentario:
Me hago idea de cómo estaba el "patio".
Inolvidables vivncias que en la juventud almacenamos en el baúl de los recuerdos de los años mozos.
Divertida y original aventura, estupenda entrada.
Un abrazo.
Mari Carmen.
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