Mi suegra es una de las personas más admirables que he conocido en mi vida. Decir esto puede sonar raro, sin embargo es verdad descarnada. Pura verdad ósea. A mi concuñado y a mis concuñadas pongo por testigos. Voto a Dios qué me espanta su grandeza, como dijo don Miguel de Cervantes al contemplar la catedral de Sevilla.
Oriunda de la Gran Bretaña, del condado de Glamorgan para más señas, un Thomas inglés, Williams Thomas, su bisabuelo, desembarcó en Cádiz sobre 1875 como maquinista de la Real Armada británica y , según todos los indicios, se enamoró de la ciudad y de Ángela Lafont, con quien casó. Afincado en Cádiz como maquinista de la compañía Trasatlántica, la pareja de guiris españolizados vivió en la calle Prim, hoy calle Compañía, número 17 y, posteriormente, en la calle Alonso El Sabio, hoy calle Pelota, número 12, 1º. Hijo del matrimonio fue Guillermo Thomas Lafont, profesor mercantil, quien vivió en Jerez de la Frontera, calle Larga, nº, 71 y también en Cádiz, calle Obispo Calvo y Valero, nº, 72.
Guillermo Thomas Lafont contrajo matrimonio con Concepción Zunino e Hierro, señora políglota que daba clases de idiomas , de origen italiano, la cual fue viuda joven ya que su marido falleció con 29 años. Concepción fue hija de José Zunino y Caruana. Hijo del matrimonio formado por Guillermo Thomas Lafont y Concepción Zunino fue, entre otros hermanos, Manuel Thomas Zunino , nacido en Jerez de la Frontera el 22 de ocubre de 1903, secretario de juzgado municipal, quien casó con Petra Torrejón Páez, padres de mi suegra, a quien, tras esta pequeña genealogía escrita a vuela pluma, van dedicadas estas letras.
Carmen Thomas Torrejón conserva un aire extranjero, producto de la mezcla de sangres que tan sana es bajo el punto de vista biológico y psicológico, evidente. Tanto como su discreción y saber estar siempre en su sitio, sin decir una palabra de más ni callar una de menos. Las justas. Su abnegación y capacidad de entrega y de sacrificio la llevan, como persona conocedora de lo dura que puede ser la vida, a estar dispuesta, siempre, a ayudar en lo que haga falta respetando al máximo las fronteras de las personalidades , de los pareceres y de las opiniones de los demás. Su sonrisa y ternura la acercan , día a día, a la santidad a la que ella, sin proponérselo, es candidata sin fronteras. Candidata por su laboriosidad, nobleza de sentimientos, la única y verdadera nobleza, dulzura en el trato y paciencia. Nada la turba ni nada la altera, como nos aconsejaba Teresa la abulense. Desprendida y con sempiterna disposición a prestarse a todo lo que se le pida, su sencillez es un ejemplo para todos. Su comportamiento es señorial. El propio de una santa laica. Sus nietos, para ella, son un don de Dios. Para sus hijos, nietos, marido, nueras y yernos y todo el que la conozca el don de Dios lo es ella.
Oriunda de la Gran Bretaña, del condado de Glamorgan para más señas, un Thomas inglés, Williams Thomas, su bisabuelo, desembarcó en Cádiz sobre 1875 como maquinista de la Real Armada británica y , según todos los indicios, se enamoró de la ciudad y de Ángela Lafont, con quien casó. Afincado en Cádiz como maquinista de la compañía Trasatlántica, la pareja de guiris españolizados vivió en la calle Prim, hoy calle Compañía, número 17 y, posteriormente, en la calle Alonso El Sabio, hoy calle Pelota, número 12, 1º. Hijo del matrimonio fue Guillermo Thomas Lafont, profesor mercantil, quien vivió en Jerez de la Frontera, calle Larga, nº, 71 y también en Cádiz, calle Obispo Calvo y Valero, nº, 72.
Guillermo Thomas Lafont contrajo matrimonio con Concepción Zunino e Hierro, señora políglota que daba clases de idiomas , de origen italiano, la cual fue viuda joven ya que su marido falleció con 29 años. Concepción fue hija de José Zunino y Caruana. Hijo del matrimonio formado por Guillermo Thomas Lafont y Concepción Zunino fue, entre otros hermanos, Manuel Thomas Zunino , nacido en Jerez de la Frontera el 22 de ocubre de 1903, secretario de juzgado municipal, quien casó con Petra Torrejón Páez, padres de mi suegra, a quien, tras esta pequeña genealogía escrita a vuela pluma, van dedicadas estas letras.
Carmen Thomas Torrejón conserva un aire extranjero, producto de la mezcla de sangres que tan sana es bajo el punto de vista biológico y psicológico, evidente. Tanto como su discreción y saber estar siempre en su sitio, sin decir una palabra de más ni callar una de menos. Las justas. Su abnegación y capacidad de entrega y de sacrificio la llevan, como persona conocedora de lo dura que puede ser la vida, a estar dispuesta, siempre, a ayudar en lo que haga falta respetando al máximo las fronteras de las personalidades , de los pareceres y de las opiniones de los demás. Su sonrisa y ternura la acercan , día a día, a la santidad a la que ella, sin proponérselo, es candidata sin fronteras. Candidata por su laboriosidad, nobleza de sentimientos, la única y verdadera nobleza, dulzura en el trato y paciencia. Nada la turba ni nada la altera, como nos aconsejaba Teresa la abulense. Desprendida y con sempiterna disposición a prestarse a todo lo que se le pida, su sencillez es un ejemplo para todos. Su comportamiento es señorial. El propio de una santa laica. Sus nietos, para ella, son un don de Dios. Para sus hijos, nietos, marido, nueras y yernos y todo el que la conozca el don de Dios lo es ella.
1 comentario:
Me ha gustado mucho. Enhorabuena a Dª Carmen, a sus hijos, y al yerno. Un abrazo
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