No siento resquemor hacia los ídolos de plastilina. Es más : me alegro de que , aun carentes de talento y méritos , la masa los haya llevado a la cumbre de la fama y del dinero. Me alegro sólo por ellos, claro.
La diosa fortuna les ha guiñado colmándolos de dichas y parabienes ; mejor para ellos que en un mes consiguen más beneficios que muchas otras personas durante sus años de vida. No hablemos de justicia social por lo que Dios más quiera. Hablemos de locura social.
Que no lancen por la borda lo que han conseguido sobre cimientos inconsistentes e insubstanciales. Se sabe a qué ídolos me refiero ; y sobra dar nombres...
Sí me apesadumbro de constatar, a diario, cómo personas con talento y valores laboran con tesón y eficacia en sus menesteres. Algunos con eficacia brillante que beneficia a próximos y lejanos. Trabajadores de los distinto ámbitos laborales cuyas obras transcienden en beneficio de la comunidad sin que ésta , y aquí la dolorosa injusticia de la sociedad, los valore con arreglo a sus tangibles méritos y talentos. Los ídolos de plastilina, cuantiosos, son síntomas de una sociedad valetudinaria. Uno de los muchos existentes en el enfermo terminal en cuyo pie de cama puede leerse : occidente. Nunca mejor dicho : decadente.
La diosa fortuna les ha guiñado colmándolos de dichas y parabienes ; mejor para ellos que en un mes consiguen más beneficios que muchas otras personas durante sus años de vida. No hablemos de justicia social por lo que Dios más quiera. Hablemos de locura social.
Que no lancen por la borda lo que han conseguido sobre cimientos inconsistentes e insubstanciales. Se sabe a qué ídolos me refiero ; y sobra dar nombres...
Sí me apesadumbro de constatar, a diario, cómo personas con talento y valores laboran con tesón y eficacia en sus menesteres. Algunos con eficacia brillante que beneficia a próximos y lejanos. Trabajadores de los distinto ámbitos laborales cuyas obras transcienden en beneficio de la comunidad sin que ésta , y aquí la dolorosa injusticia de la sociedad, los valore con arreglo a sus tangibles méritos y talentos. Los ídolos de plastilina, cuantiosos, son síntomas de una sociedad valetudinaria. Uno de los muchos existentes en el enfermo terminal en cuyo pie de cama puede leerse : occidente. Nunca mejor dicho : decadente.
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