En esta tarde gaditana , en la que la nubes se han ido dejando ver un cielo azul y salado pero manteniendo un viento frío de poniente que levanta las arenas de la playa , tarde desapacible para andar por ahí y plácida para estar en casa , me vienen a la memoria , cosas de incipiente vejete , recuerdos de mi infancia . La casa de mis abuelos paternos , en la sevillana calle Gerona , y mis misas dominicales en la maltratada , antigua y bella iglesia de santa Catalina. Mis paseos por el barrio , tan céntrico y tan sevillano , en los que ya sabía donde estaba el palacio de Las Dueñas , el convento-colegio del Espíritu Santo , colindante con el palacio de los duques de Alba , cuyos anteriores propietarios , la familia Pineda , lo tuvieron que vender a doña Catalina de Ribera para pagar el rescate de don Juan de Pineda , apresado por los moros. Estas cosas aún no sabía , pero sí , por una muchacha de mis abuelos que se llamaba Carmen y que viviá en la casa de vecinos situada frente al palacio de los Alba , que Cayetana cruzaba la calle y se iba a jugar con las niñas que vivían , no en palacio , sino en la casa de enfrente , en el corral de vecinos. Paseaba por aquellas recónditas y misteriosas calles próximas al corazón de Sevilla de la mano de Carmen , la muchacha , o de mis tías Pepa , Amparo o Lola ; María vivía en Madrid , en la calle Ayala . Alguna vez de las manos de mis padres. Cogido de la mano de alguien , tendría unos seis o siete años , iba a san Juan de la Palma , a la calle Bustos Tavera , en la que vivían tío Guillermo Álvarez de Toledo Alba y tía Pepa Tovar Endérica . A veces acompañaba a mi tía Amparo al cercano Rinconcillo , hoy y ayer excelente lugar de tapeo y copeo a más , por aquel lejano entonces , de tienda de ultramarinos. En el Rinconcillo conocían a tía Amparo como la marquesita y recuerdo que los camareros del mostrador la piropeaban ante mi azoramiento.Recuerdo su mobiliario , que hoy sigue como ayer pero con muchos más años que parecen no haber pasado pero sí lo han hecho. Me atraían sobremanera los arquillos , en la calle Alhóndiga , de la sinagoga adjunta a la mezquita sobre la que se levantó la iglesia de santa Catalina . Los miraba desde la puerta mientras preparaban a mi tía los encargos que había hecho. No pases de la puerta decía tía Amparo mientras me extasiaba ante aquellas formas arquitectónicas originales para la estética de un niño cristiano y que solían estar sucios y descuidados. A veces iba con mis abuelos al convento de santa Inés , en la cercana calle doña María Coronel , sin saber , por entonces ,quien había sido aquella señora tan pretendida por el rey don Pedro I el cruel o justiciero. Sin saber que aquel rey castellano-leonés había sido un mujeriego de tomo y lomo como casi todos los reyes que no fueron o son invertidos ; palabra , esta última , que también desconocía por aquel entonces. En santa Inés compraban mis abuelos dulces que las monjas colocaban en el torno ante mis miradas absortas que empezaban a descubrir las cosas y Sevilla. Después vendría el descubrimiento y conocimiento , creo , del hombre ... Del hombre y del hombre que soy. No todos los hombres se conocen a si mismo .
EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.
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