Buscar este blog

Vistas de página en total

EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

MARISA

-->
MARISA
Hoy no escribo sobre mi familia, ni sobre mi enfermedad. Tampoco de asuntos más o menos profundos o personas más o menos conocidas. Lo hago sobre persona anónima, si bien no del todo porque aunque desconozco sus apellidos sé que se llama Marisa y que vive cerca de casa.
No sé en qué casa. Marisa es bajita y amiga de todas las dueñas y dependientas de las tiendas de su barrio en las que se desenvuelve con absoluta naturalidad. Se la puede encontrar en la tintorería o en el estanco. En la tienda de muebles o en la panadería. Conoce los precios de todos los panes y de todos los peces. De todas las marcas de tabaco y de todos los perfumes. De todos los vestidos y de todos los muebles. Marisa lo sabe todo sobre las tiendas de su barrio. Asesora al cliente con celo de profesional. Mas no es esa su profesión. Se dedica a pasear perros ajenos, labor por la que cobra, y al suyo. Con todos da muestra de una paciencia infinita que los animales agradecen. Atados en corto o en largo, los perros de Marisa transmiten la tranquilidad que les da. Tanto ella como ellos desprenden paz y felicidad.
No sé si Marisa tiene hermanos y si los tiene no sé dónde viven. Si en Cádiz o en algún otro lugar. Sé que su padre murió hace poco más de un año y que mi mujer y yo fuimos a la Iglesia donde me indicó que se oficiaría una misa por su alma. La Iglesia, a la hora indicada, estaba cerrada. Allí aquél día y a aquella hora no había misa. Tampoco perro alguno que pudiese delatar la cercanía de Marisa. Sólo un gato viejo que se lamía su rabo escobillado y dos pedigüeños, uno blanco y otro negro, que discutían sobre el color de los ángeles. Para no añadir más leña al fuego les dimos cincuenta céntimos, en mano, a cada uno sin poder distinguir qué mano era del blanco y qué mano era del negro. Tan mugrientas estaban. Sus alientos apestaban a vinazo, la droga de los pobres, cuando nos dieron las gracias. Nos fuimos a la Iglesia más próxima. También estaba cerrada y desistimos. Cualquier otro día nos encontraríamos a Marisa y hablaríamos con ella.
Así fue. Nos la cruzamos en el paso de peatones de la plaza del hotel playa. Iba con un teckel( los perros que pasea suelen ser de raza) digno y limpio. Era el suyo y se llamaba Vitrubio. Como el arquitecto romano, nos comentó.. Le hablamos de la misa y de la Iglesia. Se había equivocado de día. No de sitio ni de hora. Fue el día anterior. Nos despedimos con el afecto de siempre, tras agradecernos nuestra intención.
Mi mujer conoció a Marisa esperando la llegada del Príncipe Felipe que visitaba la ciudad. Nuestra hija , por aquellas fechas una niña de cuatro años, fue la causa del comienzo de la amistad. Mi mujer me comentó que Marisa, perdiendo la compostura de la que siempre hace gala, gritaba una y otra vez : Felipe, guapo, Felipe guapo, sin parar de hacerle fotos. Poco después me la presentó. A partir de entonces, también yo me hice amigo de ella y, cada vez que nos encontramos, hacemos un alto en el camino y charlamos un rato. Jamás lleva prisa. Es persona pausada en el decir y en el andar. Habla lo justo y con una precisión que para sí querrían muchos universitarios. Mirándote a los ojos. Trasluce veracidad en todas sus palabras. Jamás la he visto, cuando pasea, en compañía de alguien. Sólo los perros la acompañan. Son horas en que las tiendas están abiertas y sus amigas trabajando. Su voz es dulce, como su mirada. Su vestir discreto. Marisa es como un duende que aparece en el más inesperado momento y te colma de esperanza. Siempre sonríe. Es tan feliz con Vitruvio como sin él. Lo es por sí misma y consigo misma. Hace poco, un Viernes, estando en la barra de un bar, la vimos sentada en un taburete junto a dos señoras mayores. Pensamos que serían de su familia y la saludamos desde lejos. Se acercó. Dijo que iba sola, pero que , de noche, siempre se situaba junto a alguien. Se sentía, así, protegida. La invitamos. A la camarera no hubo que pedirle nada. De antemano sabía lo que tomaba : Coca-cola Light y tapa de jamón.
Recuerdo que una de sus amigas, la dueña de la tienda de muebles, se llamaba Manuela. A sus hijos también paseaba y cuidaba hasta que el negocio quebró. Creo que, tras la quiebra, se trasladó desde Cádiz a Conil donde abrió otra del mismo estilo de la que cerró. Manuela y su tienda eran encantadoras. Había cachivaches y cachirulos entremezclados con buenos muebles que olían a boj, caoba y perfumes orientales. Marisa, casi siempre en la puerta, vigilaba a los niños y al cocker de la dueña. De vez en cuando traspasaba el dintel de la puerta y aspiraba, con fuerza, los aromas del interior.
No sé calcular la edad de Marisa. Puede tener veinte o cuarenta años. Más, no. Da lo mismo. Más o menos son años de felicidad exportada. Marisa es una fábrica de felicidad. La fábrica de los mejores productos. Con frecuencia me recuerda a Pablo Pineda. Tan buena, inteligente, sensible, simpática y graciosa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Guillermo;
Antes de nada me presentaré, soy Pili Granado, hermana de Marisa. Me gustaría agradecerte tus bonitas palabras hacia mi hermana, y ratificar que Marisa es una persona con una encanto excepcional y una alegría incansable. Sus cuatro hermanos envidíamos muchas de las cualidades de ella, entre otras la independencia que le ha permitido ser como es. Una escapadita para tomarse un montadito cuando la cena en casa no es del todo de su agrado,puede parecer un capricho de niña mayor, pero en realidad es un gran logro que hemos conseguido a base de preocupaciones. Logros que solamente se han hecho realidad por la dedicación continua e incansable de nuestra madre, que ha vivido en un esfuerzo continuo por demostrar al mundo que una negligencia médica puede convertirse en una vida realmente excepcional, y literalmente ejemplar.

Por último, y a modo de anotación, tengo que rectificarte el nombre de su mascota "Lola", un capricho traido desde Toledo, ya que por aqui cerca no encontrábamos el teckel negro en miniatura de pelo corto que se le había antojado a nuestra hermana, y como podrás deducir ¿quien le niega algo a quien vive para hacer sonreir a los demás?

Manolo Granado dijo...

Ole, ole y ole...
Qué buena descripción emocional de mi hermana. Bueno aquí tienes a otro del clan "Marisa". Soy Manolo, el mayor de los hermanos, y también doy clases en la UCA. Nos ha gustado mucho tu retrato y hasta nos ha emocionado.
Pues nada, que muchas gracias y a ver si nos conocemos y nos tomamos algo juntos, porque yo también vivo en el barrio. Vamos que ya te digo que cuando nos veamos diremos... "¡ira quiené!".
Pero "peeeecha", no digas que el perrito de Marisa es un "chucho" que no veas el trabajo que nos costó encontrarlo.
Un saludo.

Guillermo Álvarez de Toledo Pineda dijo...

Te acabé conociendo , Manuel , y reconociéndote por nuestros anteriores cruces en los pasillos de la facultad de ciencias de la educación.Me alegré al saber quién eras : el hermano de Marisa Granado. Escribo el comentario con retraso. Hoy es día 11 de febrero del año 2014 de la era cristiana.