MIS CREENCIAS

Nuestro Planeta es una pizca en el Cosmos. Dudo que sea el único habitado en el Universo. No dudo que los terrícolas racionales crean, a pesar de ello, que son el centro del Infinito. Incluso con posterioridad a que el polaco Nicolás Copérnico en su De Revolutionibus Orbium Coelestium, en 1543,y su seguidor el pisano Galileo, demostraran que no lo eran. No obstante, el hombre siguió considerándose el ombligo del Mundo; sobre todo el hombre blanco que se coronó Rey de sus congéneres de colores distintos. Tampoco dudo de la belleza de El Planeta Azul. Si esta belleza es producto de generación espontánea u obra de un Ser Superior es tema que se dilucida desde que el hombre empezó a pensar y aún no se ha resuelto. Los caminos de la razón y de la fe, ya lo dijo el franciscano inglés Guillermo de Ockam en el siglo XIV son divergentes. Ojalá en algún tiempo convergiesen. Lo veo difícil pero buena hora sería. Vivencias tengo en que los hechos han sobrepasado el camino de lo racional y de la lógica y se me han acercado por el de la Fe, tan lleno de misterios. No han sido muchas pero han sido.
Cierto es que el hombre , en su soberbia, intenta poner a Dios a su altura o ponerse él a la altura de Dios. Otros, al negarlo, no intentan ni una cosa ni otra.
Si se acepta la existencia del Gran Creador, principio fundamental es admitir y acatar su absoluta superioridad, el carácter inescrutable de sus designios. Acercarnos sólo con nuestros razonamientos y tratar de comprenderlo es utópico. Las escrituras que sobre el Creador desde la nada nos han llegado no son muy explícitas por muy luenga y detallada que sea la Biblia, por muchos Coranes que se lean y por muchos exégetas habidos y por haber. A veces,incluso, incurren en contradicciones que provocan matices diferenciadores y cismas que levantan muros entre los mismos creyentes. Que complican puntos elementales de la doctrina, sin ir al meollo de la cuestión; el amor al prójimo.

Si se acepta que el Cosmos es producto de la inteligencia y de la mano de un Ser infinitamente superior, el creyente debe acatar su absoluta inferioridad y evitar cualquier intento de medición alguna con arreglo a sus capacidades. El hombre ateo, en este sentido, queda fuera de juego. Los que creemos que la Naturaleza, la Creación, no es fruto del azar y queremos estar en lo cierto, nos sentimos tan nimios ante lo sobrenatural que raras veces hablamos de ello. De aquí que me aturda la abundancia de parlantes oficiales y extraoficiales de Dios y con Dios, que parecen copear y tapear diariamnete con Él y entrar en su residencia como perico por su casa. Son los que se creen elegidos, predestinados a la salvación eterna como diría Calvino, siendo católicos. Ministros, portavoces, confidentes y propagandistas de Dios que saltan la infinitud como valla de poca altura y alcanzan el nivel de lo sobrenatural monopolizándolo. Seres " superiores" y "superdotados", tocados por la vara de Dios, que están en posesión de la verdad absoluta y se pasan la vida hablando de Él. Más respeto. Se creen elegidos, por su soberbia, y suelen dar tal tabarra que producen el efecto contrario al propuesto. Provocan rechazo. Si usted cree, mejor para usted. Yo también creo. Predique con el ejemplo. Las palabras pesan poco y cualquier leve brisa puede arrastrarlas. Si es verdad que usted cree, respete y cuide la Naturaleza( probable obra de la Inteligencia Absoluta a la que yo llamo Dios) y a los hombres que son parte de ella sea cual sea su raza y condición. Ámelos y no los persiga y destruya argumentando que sólo intenta su bien y su salvación. ¡ Cuántas monstruosidades se han hecho y se hacen utilizando el nombre de un dios u otro!. Buen número de responsables de la actual crisis y del mal camino por el que deambula el hombre, se autoproclama creyente. ¿ En qué creerán si están destruyendo lo que Dios creó?.

Yo, producto de la cultura clásica greco-romana y de la judeo-cristiana, creo y quiero creer. Lo hago, naturalmente, en un Dios que se acerca, culturalmente, al Cristo original. No practico, sin embargo, catolicismo ni derivaciones críticas de la Iglesia romana; lo que tal vez me convierte en diana de flechas radicales que no me hieren, pero que me causan rechazo por la cerrazón y lo mostrenco de los arqueros. Dios me libre de radicalismo alguno. En política soy escéptico. En este campo también se debe predicar más con el ejemplo que con las palabras. Y pocos son los políticos ejemplares. Mucha su palabrería.