Escribir algo nuevo en torno a estas dos ciudades andaluzas, sobre las que tanto se ha escrito, dicho y cantado entraña dificultad. Tanto sobre la Híspalis romana como sobre la trimilenaria Gades y sus encantos lo han hecho indígenas y foráneos con desigual acierto. A veces sus panegiristas las han observado desde ópticas originales y a veces desde puntos de vista tópicos que molestan a los que las admiramos y queremos. Cierto es que la primera debe mucho a su río y la segunda a sus mares.
Fernando Villalón-Daoíz y Halcón, conde de Miraflores de los Ángeles, dijo que el Mundo se dividía en dos partes: Sevilla y Cádiz. Exageración que muestra la veneración que por ellas sentía. Joaquín Romero Murube llamó a Sevilla, la que tiene un color especial, ciudad de la Gracia; y Manuel Machado a Cádiz, Salada claridad. Luis Cernuda, sin embargo, no pudo soportar el conservadurismo retrógrado y anclado de su Sevilla y decidió marcharse y levar anclas para no volver ni vivo ni muerto.
Cádiz es salada claridad, pero también misteriosa obscuridad cuando negros nubarrones entran por su Golfo y su Bahía. Nubarrones tormentosos que descargan ahora con intensidad y vientos peligrosos. Aires huracanados caribeños que los gaditanos observan, temerosos. Algo nuevo. No por ello su casco antiguo deja de recordarme a bellas ciudades italianas, ni la ciudad pierde un ápice de su hermosura.
La ciudad de la Gracia, óptima definición, cobija, al igual que Cádiz, a una especie prolífica de " graciosos", que lo mejor que podría hacer sería extinguirse. Mucho ganarían las dos si la extinción se produjese.
Suele hablarse del ubérrimo vocabulario andaluz. No lo pongo en duda, pero la expresión de éste, por algunos, sonroja al hombre andaluz con sensibilidad. Compárese la forma de hablar de los andaluces cerrados y " graciosos"con el habla castellana que escuchamos en remotos lugares y aldeas hispanoamericanos. El habla andaluza culta es forma muy dulce y agradable de la Lengua castellana. Un gusto para el oído. Musicalidad. El andaluz mal hablado y exagerado repele por su tosquedad; sin embargo,¡ qué error!, muchos presumen de su pésima y defectuosa pronunciación. Cosa tan ridícula como el catalán que recalca su palatización. Nunca fue el énfasis buen compañero de la Lengua.
Las dos ciudades que intitulan mi blog son bellas, pero, otras muchas, también. Ni una ni otra son los ombligos del Mundo, por mucho esplendor que tuviesen en épocas pasadas. Admirables son las puestas de Sol en Cádiz, mas, de igual forma, lo son en otros lugares costeros o de interior llanos y montañosos.
La Giralda es mujer de formas exquisistas, pero otras torres también las tienen. Todo localismo chauvinista, sea el que sea, repugna al buen gusto. Querer la tierra y la ciudad en la que se nace o se vive, como es mi caso, es connatural. Menospreciar a otras indica ignorancia y pobreza de espíritu y de sensibilidad. Ser crítico con las raíces geográficas propias es la mejor forma de quererlas. Por eso me gusta tanto Cádiz, Cáceres, Toledo, Ávila, Segovia, Barcelona, Santiago, Santillana del Mar, Valencia, Zaragoza,Ronda, Santo Domigo de la Calzada, Plasencia, Santander, Albarracín, Arcos y Vejer de la Frontera, Candelario, Trujillo,Teruel, Pamplona, Guadalupe, Oropesa,Madrid, Logroño, Sigüenza, Osuna, Carmona, Écija. Jerez de la Frontera y de los Caballeros, Salamanca, León, Burgos, Córdoba, Granada , Sevilla... y tantas y tantas otras ciudades y lugares de España y de todo el Mundo.Todas y todos poseen sus peculiaridades y bellezas. Termino con dos observaciones : El clima de Cádiz, donde llevo viviendo más de media vida, está cambiando. Mis raíces andaluzas se adentran en la tierra desde hace más de cuatro siglos y medio, pero prefiero los paisajes húmedos y boscosos al paisaje mediterráneo que me rodea.No obstante, me siento profundamente andaluz. El mismo sentimiento que de forma tan bella expresó en su Andalucía Manuel Machado. Cádiz, salada claridad.... y Sevilla. En Cádiz, probablemente, moriré y en Sevilla nací.
Fernando Villalón-Daoíz y Halcón, conde de Miraflores de los Ángeles, dijo que el Mundo se dividía en dos partes: Sevilla y Cádiz. Exageración que muestra la veneración que por ellas sentía. Joaquín Romero Murube llamó a Sevilla, la que tiene un color especial, ciudad de la Gracia; y Manuel Machado a Cádiz, Salada claridad. Luis Cernuda, sin embargo, no pudo soportar el conservadurismo retrógrado y anclado de su Sevilla y decidió marcharse y levar anclas para no volver ni vivo ni muerto.
Cádiz es salada claridad, pero también misteriosa obscuridad cuando negros nubarrones entran por su Golfo y su Bahía. Nubarrones tormentosos que descargan ahora con intensidad y vientos peligrosos. Aires huracanados caribeños que los gaditanos observan, temerosos. Algo nuevo. No por ello su casco antiguo deja de recordarme a bellas ciudades italianas, ni la ciudad pierde un ápice de su hermosura.
La ciudad de la Gracia, óptima definición, cobija, al igual que Cádiz, a una especie prolífica de " graciosos", que lo mejor que podría hacer sería extinguirse. Mucho ganarían las dos si la extinción se produjese.
Suele hablarse del ubérrimo vocabulario andaluz. No lo pongo en duda, pero la expresión de éste, por algunos, sonroja al hombre andaluz con sensibilidad. Compárese la forma de hablar de los andaluces cerrados y " graciosos"con el habla castellana que escuchamos en remotos lugares y aldeas hispanoamericanos. El habla andaluza culta es forma muy dulce y agradable de la Lengua castellana. Un gusto para el oído. Musicalidad. El andaluz mal hablado y exagerado repele por su tosquedad; sin embargo,¡ qué error!, muchos presumen de su pésima y defectuosa pronunciación. Cosa tan ridícula como el catalán que recalca su palatización. Nunca fue el énfasis buen compañero de la Lengua.
Las dos ciudades que intitulan mi blog son bellas, pero, otras muchas, también. Ni una ni otra son los ombligos del Mundo, por mucho esplendor que tuviesen en épocas pasadas. Admirables son las puestas de Sol en Cádiz, mas, de igual forma, lo son en otros lugares costeros o de interior llanos y montañosos.
La Giralda es mujer de formas exquisistas, pero otras torres también las tienen. Todo localismo chauvinista, sea el que sea, repugna al buen gusto. Querer la tierra y la ciudad en la que se nace o se vive, como es mi caso, es connatural. Menospreciar a otras indica ignorancia y pobreza de espíritu y de sensibilidad. Ser crítico con las raíces geográficas propias es la mejor forma de quererlas. Por eso me gusta tanto Cádiz, Cáceres, Toledo, Ávila, Segovia, Barcelona, Santiago, Santillana del Mar, Valencia, Zaragoza,Ronda, Santo Domigo de la Calzada, Plasencia, Santander, Albarracín, Arcos y Vejer de la Frontera, Candelario, Trujillo,Teruel, Pamplona, Guadalupe, Oropesa,Madrid, Logroño, Sigüenza, Osuna, Carmona, Écija. Jerez de la Frontera y de los Caballeros, Salamanca, León, Burgos, Córdoba, Granada , Sevilla... y tantas y tantas otras ciudades y lugares de España y de todo el Mundo.Todas y todos poseen sus peculiaridades y bellezas. Termino con dos observaciones : El clima de Cádiz, donde llevo viviendo más de media vida, está cambiando. Mis raíces andaluzas se adentran en la tierra desde hace más de cuatro siglos y medio, pero prefiero los paisajes húmedos y boscosos al paisaje mediterráneo que me rodea.No obstante, me siento profundamente andaluz. El mismo sentimiento que de forma tan bella expresó en su Andalucía Manuel Machado. Cádiz, salada claridad.... y Sevilla. En Cádiz, probablemente, moriré y en Sevilla nací.
1 comentario:
Dificil blog a cerca de dos ciudades tan enfrentadas pero para mi tan hermanadas.
Cádiz tacita de plata, salada claridad. Un casco casi napolitano
rodeado de la claridad y hermosura de ese Atlantico que la besa y la mima, la baña con el levante y la suaviza con el poniente.
Ciudad con gracia a raudales que la diferencia del gracioso Sevillano que puede llegar a resultar malaje
castellana.
Las dos ciudades son bellas,es cierto que otras muchas, también. Con agrado recuerdo las puestas de Sol en Cádiz pero sin olvidar
mi torre :La Giralda
Quiero mi tierra y las ciudades con las que me encuentro hermanada
Siento orgullo de ser andaluza y profeso mi fe adnegable en la cruz , mariana como Sevilla, alegre como una chirigota de Cadiz pero con la sensibilidad de una comparsa. Cádiz, salada claridad.... y Sevilla.....
En Huelva nací pero entre Sevilla y Cádiz crecí, aparece la figura de la familia materna con la cual he pasado tantos momentos cerca de la Caleta para acabar unidos a los pies de la Virgen del valle y una torre que nso guia, Giralda veleta con arte....
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