En la gran capilla del palacio papal avignonense , comenzado a construir por Benedictus XII , en la que no cabía un alfiler, Claudia entre la asistencia y José Joaquín necesitado de asistencia sanitaria porque el enfriamiento no desaparece , ni el fiebrón tampoco , diserté sobre consabido tema.
Me colocaron ex profeso una mesa monumental acorde con el entorno desde la que dirigí a la audiencia las siguientes palabras :
Si el abandono de Roma por parte de Clemente V ( Bernardo de Goth ) y su ida a Avignon en 1309 supuso un trauma para el todopoderoso catolicismo medieval que desembocaría en no saber sus fieles con qué carta ni con qué Papa quedarse ; la llegada de los primeros hombres al planeta rojo ( Arturo Pérez , el hermano de padre de la bella Claudia que nos camela , mi primo el encamado solitario y el que subscribe , Wilhelmus Alvarinus Toletanus Pinaster ,Güelfinus , Selváticus y otras plantas y flores campestres aristocráticas más) está en vías de suponer una revolución en los medios de comunicación al uso y en la escala de valores del orgulloso terrícola que se cree el no va más del Universo divino y no es más que una pizca insignificante en el orden cósmico creado por el Gran Hacedor de todo ( planetas , astros , estrellas , momtes, ríos , mares y calamares ) y de todo lo que vida o sin ella hay en la Creación. No sean cortos de mentes , creyentes de cualquier religión de las múltiples y mutiladas que en el mundo hay , y convénzanse , de una vez por todas , de las similitudes que todas las religiones habidas y por haber ( quiera Dios que no sean más ) tienen. Fíjenses en los puntos comunes y pónganse puntos sobre las íes de las concordancias y similitudes que sus credos tienen. Abandonen sus ridículas diatribas teológicas y ayúdense unos a otros como el Gran Hacedor hace. Monsergas y disquisiciones tontas fuera y todos a una , en el caso que nos ocupa a Uno , como el pueblo cordobés de Fuenteovejuna en el que este reportero estuvo hace más de treinta años yendo desde la lagunas de Ruidera hasta Cazalla de la Sierra , lugares que no serán muy conocidos por la exquisita audiencia , o tal ve sí.
Los martenses o marcianos , como vulgarmente son conocidos , son gente que nos llevan , en todo menos en belleza de sus habitantes como he comentado en crónicas precedentes, una ventaja de años luz. Una mirada estética se me escapó hacia la bella Claudia , quien me hizo un mohín coqueto con su agraciada nariz sin que el resto de la concurrencia , absorta y algo escandalizada ante mis palabras , se percatase del gesto. Tan equivocados estuvieron los Papas medievales como el actual y los que se dicen cristianos , sin serlo , de la Edad media como los de la edad actual a la que no sé qué nombre darle. Su intransigencia e intolerancia, sus mentes estrechas que ocultan el verdadero espíritu cristiano , o islámico si es el caso , no hacen más que perjudicar y embrollar todo , como los políticos, y dividir a los creyentes como los Papas Avignonenses dividieron , en su época , al cristianismo militante. He dicho , finalicé entre la esperada división de opiniones. Los recalcitrantes , al querer lincharme en clara demostración de sus cortas mentes , viéronse sorprendidos por los defensores de mis dichos a capa y espada , todo de forma muy medieval a tono con la ciudad. Claudia , al ver el peligro que se me avecinaba , llamó a los gendarmes , bajo cuya protección nos dirijimos a su casa , temporalmente la mía , en la que José Joaquín continuaba yacente e impaciente , pues había escuchado la conferencia y su fin por la radio. Otro día contaré cómo fue la noche , en compañía de Claudia. Creo que tras Roma , atravesaremos el charco en dirección a la Américas.Puede que en el subcontinente sur se me entienda mejor que en la vieja y decadente Europa.
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