Releo en estas noches últimas del año 2012 y en las primeras del año 2013 , todas frías y húmedas como al tiempo que corre corresponden , EL ELEFANTE , de José Saramago. Lo había leído , por primera vez, en noches veraniegas próximas pasadas con lo que queda demostrada mi condición de lector nocturno a la luz de mi mesilla de noche. Condición compartida por buen número de congéneres. Su lectura me produjo sonrisas y admiración por las aventuras y desventuras del elefante y su cornaca desde Lisboa hasta Viena en el ya pasado pero no olvidado siglo XVI en el que el hombre dicen que renació. Éso dicen , frente a la Edad Media , y es , por lo general , admitido y dado por cierto. No sé. Al acercarse al Isarco la comitiva del archiduque Maximiliano , en la que aparte de personas de altísima alcurnia destaca el nuevo Fritz, de mutado nombre , a lomos del elefante , Saramago hace una de las varias digresiones que a lo largo de la narración del viaje entremete ; y escribe , en relación con la Historia , las siguentes palabras que creo que se me pasaron por alto en mi primera lectura del libro y que considero ciertas y acertadísimas . Dignas de que se reflexione sobre ellas:
EN EL FONDO , HAY QUE RECONOCER QUE LA HISTORIA NO ES SELECTIVA , TAMBIÉN ES DISCRIMINATORIA , TOMA DE LA VIDA LO QUE LE INTERESA COMO MATERIAL SOCIALMENTE ACEPTADO COMO HISTÓRICO Y DESPRECIA EL RESTO , PRECISAMENTE DONDE TAL VEZ SE PODRÍA ENCONTRAR LA VERDADERA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS, DE LAS COSAS , DE LA PUTA REALIDAD...
Dudé etiquetar la entrada como Literatura o como Historia. He lanzado la moneda al aire y ha salido cara. No la cruz de la Historia. Por ello aparece bajo la etiqueta de Literatura
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