Un blog polifacético como SEVILLACÁDIZ en el que aparece una etiqueta con el nombre DE AMICITIA , está obligado a recoger la venida , desde Sevilla , que hace dos días me hicieron algunos amigos del colegio Escuela Francesa . Principalmente venían a verme por motivos consabidos . Casi no hace falta escribir que mi sentimiento , y el de Carmen Glaukopis , de amistad verdadera es compartido con ellos y con sus mujeres. Aunque no es asunto difícil suponer sus nombres , prefiero no darlos por razones que no vienen a cuento pero que de obscuras nada tienen . Carmen y yo fuimos a esperarlos a la estación de trenes .
Que pasamos un buen rato no es cuestión a poner en duda . Tanto que puedo llamarlo bonísimo a pesar de no encontrase el escribidor en plena forma y tener ya mis añitos y ellos los suyos aunque sea yo el mayor por escasa diferencia . Tras los abrazos , los besos y las alegrías propias en cuanto que hacía cierto tiempo que no nos veíamos aunque hablemos de vez en cuando , propuse (sugerencia atinada en mi opinión ) que no hablásemos de achaques . Apenas lo hicimos . La política y los políticos , sin propuesta por ninguna de las partes , se ignoró por mucha confianza que tengamos unos en otros. Se trata de personas independientes y de educación claramente afrancesada.
Volvimos a hablar de recuerdos y vivencias comunes pasadas , de asuntos bastante más interesantes que los padecimientos , la política y otras cuestiones de mal gusto de las que nos atiborran por todos lados hasta llegar a la saciedad.
Comimos , yo había reservado mesa y mantel , en un lugar de la calle Plocia , dama romana de la que hablamos , entre otras conversaciones del mismo o parecido lustre. Después callejeamos un poco y nos cafeteamos en EL ROYALTY de la plaza de la Candelaria de Cádiz .
Uno de mis amigos decía con reiteración que no escuchaba bien mis palabras cuando a mí me tocaba el turno . Tal vez no me pudiese oír bien porque cuando llegué a casa me puse el termómetro y marcaba treinta y ocho grados . La temperatura y mi periodontitis fastidiosa , fue milagroso que en las horas con mis amigos , dos de los cuales son médicos que nada tienen que ver con mi dolencia , no me dieran las encías la lata. Al día siguiente Carmen me acompañó al dentista . Esfuerzos tuvo que hacer para convencerme
Por la tarde , cuando mis amigos de verdad ya se habían vuelto a Sevilla , llamaron al teléfono con una insistencia tan absurda como impertinente y tenaz apareciendo en la pantallita ( visor creo que se llama el término pero a mí no me gusta ) del teléfono , lo siguiente : llamada oculta . Cuando mi paciencia se acabó descolgué y oí una voz que reconocí al instante : PERO HOMBRE , POR DIOS , respondí antes de volver a colgar : Se trataba de un impostor de quien tampoco voy a dar el nombre porque , en realidad , no sé cuál es el verdadero . Lo que sí sé , desde hace unos siete años , es que su amistad es falsa y no como la de mis amigos de Sevilla. Sus intereses también los desconozco. Espero que no vuelva a dar más la lata ni a dar más muestras de su carencia de educación y respeto porque por aquí no está el horno para bollos ni para rollos de tan mal estilo como el suyo ni de cualquier otro tipo de rollos.
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