La segunda entrada con esta fecha como se anuncia en el epígrafe del texto y como aparece al final del mismo. La hago porque sé que bien viene a mi estado depresivo . Ayer no escribió nada el escribidor y , tal vez por esto , pasó un mal día. Tan así fue que llegué a pensar en un retroceso de mi pequeña mejoría o en un atasco de ella.
Solo me alegraron el espíritu la variada cena que tomamos Carmen y yo en un restaurante de comida asiática , el buen y delicado servicio del restaurante , la conversación y la próxima venida de algunos amigos de Sevilla para pasar el día con nosotros.
El restaurante , al que íbamos por segunda vez , era acogedor por decoración y música ambiental bajita . La cena me salvó el mal día pasado . Se pasa y se está muy mal , teniendo una depresión , al considerarlo todo como un problema sin solución por la distorsión mental con la que se afronta cualquier asunto . Cualquier nimiedad se convierte en un problema grave , agobiándonos y no dejándonos vivir . Anulando la capacidad de disfrute y pensando , sin tregua , en las cosas malas del futuro . Sé que aferrarse al presente y vivirlo a plenitud es lo recomendable ; mas si todo , presente y futuro , se ven negros , no existen fuerzas para verlos más claros o susceptibles de mejora. Es entonces cuando echo mano de mi escondido sentido del humor sin conseguir , ayer , que saliese a flote para defenderme de las mordeduras que a mi ánimo le daba el estado enfermizo.
Ayer , repito , lo pasé mal . Solo al anochecer , mientras cenábamos , mejoró algo mi ánimo y la melancolía y tristeza que caracterizan a la enfermedad y caracterizaron el día permitieron pasar rayos de luces a través de las sombras .
Amanecí más animado y con menos pesimismo vital . El mejor ánimo y el menor pesimismo me inducen a pensar que lo de ayer fue solo un estado transitorio . Hoy parece que vuelvo al estado anterior que sin ser el óptimo y deseable es , al menos , soportable . Ojalá el sentido del humor permita que lo vuelva a aprehender . Sería un buen remedio terapéutico si me permitiese cogerlo y mimarlo . Con él he convivido durante mucho tiempo y no creo que me haya abandonado . Siempre lo consideré como amigo del alma y , por consiguiente , amigo mío. Ambos nos tratamos muy bien el uno al otro o el otro al uno . Vamos a pensar , como vulgarmente se dice , que fue un mal día . Que no se repita es mi deseo . No volver a teclear sobre mi segunda depresión es uno de mis anhelos.
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