Alicia Plaza de Prado y Marisol Pascual y Pascual,por orden de fechas de nacimiento,cronológico,eran profundas conocedoras de la Historia y de la Filosofía.Casi nada.Pero no sólo eran unas epistemólogas. Eran divulgadoras del saber.Maestras en el primigenio y vocacional sentido del término.Enumerar sus valores personales supondría hacer una lista de virtudes larga y pesada.Citar sus carencias,difícil.Tal vez de Alicia se podría decir que no era lo que se puede decir una señorita mona . De Marisol,que su carácter, a veces,la traicionaba en el sentido de tener mal humor.Conmigo puedo decir que nunca lo tuvo.Si en alguna vez sacó los pies del plato,respondí con ironía y ahí quedó la cosa.El pragmatismo de Alicia se complementaba con el idealismo de Marisol formando un tándem capaz de escalar el Tourmalet.Eran aficionadas teóricas al ciclismo.Seguidoras del Tour de Francia, el Giro italiano y la Vuelta ciclista a España.No sé si por afición tácita a las bicicletas o por aficiones geográficas de las que las retransmisiones televisivas ofrecen muy buenos planos y tomas.Enamoradas de España,recorrerla a través de las etapas de la vuelta ciclista,suponía, para ellas, un recorrido geográfico , turístico e histórico.Sé que todos los veranos atravesaban la piel de toro de sur a norte huyendo del tórrido verano andaluz.Durante unos veinte años fui compañero y amigo de ellas.Cuatro lustros en los que pude saborear su profunda autenticidad.Su fidelidad inquebrantable a unos principios políticos que muchos les criticaban,pero que para ellas tenían justificación intelectual.Sé que antes de contratarme hicieron sus pesquisas pertinentes sobre mi forma de respirar en política.El método utilizado fue preguntar,a través de Guillermo el bedel que era hermano del dueño de la frutería de la que nos abastecíamos en casa y en uno de los bares próximos a mi casa de Sevilla al que yo iba de vez en cuando.Deducirían por las informaciones que obtuvieron que yo era,como sigo siéndolo,una persona independiente en ese sentido y en todos.Investigación sui géneris de la que salí absuelto.Parece que fue la única duda que tuvieron, sobre mí,antes de decidirse a contratarme.Una vez tomada la decisión nunca se arrepintieron de tomarla.Yo, tampoco, de aceptarla.Me había convertido en un profesor no numerario gracias a ellas.No sé si ellas se quedaron conmigo o al contrario.Sí sé que ni ellas ni yo nos arrepentimos de ser colegas, amigos y compañeros leales durante más de veinte años en los que ocurrieron, tras la muerte de Franco,tantas cosas.
Marisol me dijo un día,haciendo una excepción al aceptarme que la invitara a un café en el Hotel Atlántico,que era pequeño, peludo y suave.Me estás llamando, con sutileza,burro, le dije.Sonrió y en la viveza de sus ojos chispearon toda las luces que emanaban de su cerebro. No, te estoy llamando Platero.No suelo aceptar invitaciones masculinas,me había dicho antes de saborear el primer sorbo del café.
Alicia, en cuanto catedrática de Historia,era mi jefa.Al finalizar mi tercer o cuarto curso académico, le comenté que, de mi programa de Historia Moderna y Contemporánea,no lograba sobrepasar, en mis explicaciones,el siglo XVII español.No te preocupes,comentó,sé que explicas bien el Siglo de Oro,la España imperial. Es lo importante.
En una ocasión,creo que por un descenso en mi nómina sin saber porqué concepto,me puse en huelga yo sólo.Me dijeron que tenían que informar de la postura adoptada al Rector, aún se dependía de la Universidad de Sevilla.Es vuestra obligación respondí.Estando en huelga me acerqué,por algún motivo,al despacho de la dirección,algo que no hacía casi nunca.No estaban.Sobre la mesa del despacho estaba el escrito dirigido al Rector informando de mi actitud de rebeldía.En la información se recogía mi decisión de continuar la huelga en solitario. Junto a ella un informe sobre mi comportamiento general como profesor del centro en el que se recalcaban mis méritos y el cumplimiento de mis funciones sin tacha alguna.Terminé incorporándome a mis clases apenas recibí el apercibimiento conminatorio del Rector.La cuestión, apercibimiento al margen,era no seguir siendo un problema para mis dos entrañables compañeras a quienes tanto sigo debiendo en lo personal y en lo profesional.Personas tan completas como ellas no son moneda circulante.Son valores eternos.Algunos compañeros criticaban su ideología política,su franquismo militante.No mido a las personas por sus ideas, sino por sus comportamientos y hechos.En este sentido, que es el que vale,eran ejemplares.Su entrega al prójimo y a sus profesiones son valores eternos sean las modas políticas las que sean y estén superadas o no. Su fidelidad a sus principios, inquebrantable.Su coherencia, constante.Sus corazones, grandes.Su ayuda y apoyo a quienes las necesitaban en cualquier aspecto,continuo.Quizá no recibieran ni la mitad de lo que dieron.Mi agradecimiento,repito,eterno.
Marisol me dijo un día,haciendo una excepción al aceptarme que la invitara a un café en el Hotel Atlántico,que era pequeño, peludo y suave.Me estás llamando, con sutileza,burro, le dije.Sonrió y en la viveza de sus ojos chispearon toda las luces que emanaban de su cerebro. No, te estoy llamando Platero.No suelo aceptar invitaciones masculinas,me había dicho antes de saborear el primer sorbo del café.
Alicia, en cuanto catedrática de Historia,era mi jefa.Al finalizar mi tercer o cuarto curso académico, le comenté que, de mi programa de Historia Moderna y Contemporánea,no lograba sobrepasar, en mis explicaciones,el siglo XVII español.No te preocupes,comentó,sé que explicas bien el Siglo de Oro,la España imperial. Es lo importante.
En una ocasión,creo que por un descenso en mi nómina sin saber porqué concepto,me puse en huelga yo sólo.Me dijeron que tenían que informar de la postura adoptada al Rector, aún se dependía de la Universidad de Sevilla.Es vuestra obligación respondí.Estando en huelga me acerqué,por algún motivo,al despacho de la dirección,algo que no hacía casi nunca.No estaban.Sobre la mesa del despacho estaba el escrito dirigido al Rector informando de mi actitud de rebeldía.En la información se recogía mi decisión de continuar la huelga en solitario. Junto a ella un informe sobre mi comportamiento general como profesor del centro en el que se recalcaban mis méritos y el cumplimiento de mis funciones sin tacha alguna.Terminé incorporándome a mis clases apenas recibí el apercibimiento conminatorio del Rector.La cuestión, apercibimiento al margen,era no seguir siendo un problema para mis dos entrañables compañeras a quienes tanto sigo debiendo en lo personal y en lo profesional.Personas tan completas como ellas no son moneda circulante.Son valores eternos.Algunos compañeros criticaban su ideología política,su franquismo militante.No mido a las personas por sus ideas, sino por sus comportamientos y hechos.En este sentido, que es el que vale,eran ejemplares.Su entrega al prójimo y a sus profesiones son valores eternos sean las modas políticas las que sean y estén superadas o no. Su fidelidad a sus principios, inquebrantable.Su coherencia, constante.Sus corazones, grandes.Su ayuda y apoyo a quienes las necesitaban en cualquier aspecto,continuo.Quizá no recibieran ni la mitad de lo que dieron.Mi agradecimiento,repito,eterno.
6 comentarios:
Gracias Guillermo por tus sinceras palabras. Soy sobrina de Alicia y por "cariño" lo fui siempre de Marisol. Para mi fueron extraordinarias.
Carmen
Y para mí,Carmen.Gracias por haber leído la entrada
Queridos Guillermo y Carmen: Soy Pepita de Alhaurín de la Torre. Acabo de leer el escrito y no puedo evitar las lágrimas y el nudo en la garganta, pues yo tuve la suerte de convivir con ellas en la Clínica San Rafael, durante muchos años y gracias a Marisol (mi madre de Cádiz)pude estudiar. Conozco perfectamente la generosidad de la que hablas y también de todo el cariño que ellas daban a todos sus alumnos. Jamas las olvidaré.
Yo , Pepita , tampoco las olvidaré nunca. Personas de la calidad de ellas , pocas. Gracias por leerme . Tal vez coincidiéramos alguna vez. Tu alusión a Carmen , mi mujer y ex-alumna , me lo hace suponer.
Yo fui alumna de la Escuela de Magisterio desde el año 73 al 76, pero viví con ella desde el año 1967 hasta 1978, que me casé y empecé a trabajar en la Escuela Aneja y me vine para Málaga en 1986, aunque mi familia conocía a Marisol desde el año 1949 que fue cuando ella y sus padres vinieron por primera vez a Alhaurin de la Torre. Conservo una carta de ella de 26 de enero de 1953 y muchas mas que me escribió hasta su muerte.
Yo conocí al trío Alicia, Marisol, Carmen como alumno de la Escuela Normal .Mi favorita siempre fue Marisol, estupenda profesora de Filosofía con la que descubrí a casi todo el elenco de filósofos, sobre todo a Xavier Zubiri. Siempre hubo un buen entendimiento entre ella y yo. Como persona era excelente. La recuerdo con afecto.
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