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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

miércoles, 9 de junio de 2010

LA CENA DE LAS NIÑAS

Papá el viernes van a venir mis amigas a cenar,me dijo Carmen un día del invierno pasado.Aunque mi estado no era óptimo para recibir a alguien,me resigné.Mamá te invita a cenar fuera.Estaremos así más cómodas.A nuestras anchas.Anchas y panchas,comenté.Era un miércoles.Pasado mañana ,¿ no ?.Sí, dijo Carmen.Atiéndelas como se merecen.Pensé en Elena, Tere,Belén, Laura, Paloma...Cuando volví la tarde del viernes de visitar a mi madre,encontré abierta la mesa de alas del comedor.Como en los día señalados de Navidad , de San Guillermo o de la Virgen del Carmen.Como los grandes días familiares o de invitaciones serias.Sobre el mantel de hilo blanco no faltaba un detalle.Una mesa puesta perfectamente,con absoluta corrección protocolaria.Muy bonita. Una cosa era atenderlas bien como le dije a mi hija y otra era,bajo mi punto de vista, pasarse un poco. Tal vez Carmen quisiese demostrarle a sus amigas que era una señorita conocedora de la hospitalidad y de la buena disposición de platos, bajoplatos,cubiertos, copas,platos del pan , servilletas... en la mesa.Una mesa de exposición.Llovía cuando empecé a vestirme para ir con Carmen madre a un restaurante cuyo nombre me ocultó.Déjame que te sorprenda,dijo.
¿ Lejos o cerca ?.¿ Andando o en coche?.Déjame que te sorprenda.Te lo digo para ponerme unos zapatos u otros.Ponte los italianos,fue todo lo que conseguí arrancarle.
En la cocina vi que había excesivas cosas preparadas para unas cinco jovencitas que no alcanzaban dos décadas, cada una,de vida.Me pareció que Carmen niña se había excedido.Aquello podía pecar de presuntuoso.
Ponte guapo, muy guapo,me dijo Carmen madre.De punto en blanco, miré el reloj.Vámonos ya que las niñas están a punto de llegar.Carmen se probaba una chaqueta y otra.Desfilaba ante mí y me preguntaba por la más adecuada para ponerse. Yo que sé,si no sé adónde vamos, respondí.Sonó el timbre de la puerta de abajo.Abridle a las niñas, dije desde mi cuarto.No abrieron.Sin preguntar descolgué el telefonillo y pulsé el botón.Será posible que no le abra la niña a sus amigas.Veinticinco velas iluminaban la mesa.Volví a mi cuarto para anudarme la corbata, refunfuñando porque la anfitriona no abriese a sus amigas.Poco después tocaron el timbre del piso. Ahora que abra ella que es quien debe abrir a sus amigas, dije mientras cogía las llaves del coche por si acaso.Ni ella ni su madre abrieron. El timbre volvió a sonar.Haced el puñetero favor de abrir,dije alzando el tono de voz.Nada, no abrían.Parece mentira,dije mascullando cuando decidí abrirle a las amigas de la niña.A ella y a Carmen parecía que la tierra se las había tragado.Qué poca cosa hay que tener para no abrir a las invitadas.Cómo están los niños de hoy...
Abrí.Ante mis ojos , atónitos,aparecieron dos de mis mejores amigos con sus mujeres respectivas.Todos muy elegantes.Habían venido a visitarme.Pasmado,mi cara reflejó una mezcla de sorpresa agradabilísima con el espanto de ser doce en una mesa preparada para seis .No les podía decir que Carmen y yo íbamos a salir.Por mi depresión hacía tiempo que no los veía.Tendríamos que ir los seis al restaurante de Carmen.Me abracé a ellos y a ellas con enorme cariño.Con la alegría que da ver en tu casa a tan buenos amigos sin esperararlos.En el pequeño hall de casa charlamos esperando que de un momento a otro subieran las amigas de Carmen-niña.Mis amigos me dieron dos muy buenas botellas de Rioja.Las niñas que yo esperaba eran ellos.Una niña calva y sesentona llamada Carola y otra niña,muy picona y con bigote llamada Mari Jóse.Sus mujeres,tan monas como siempre.
La cena fue encantadora para todos, inolvidable.Ni mi hija ni Carmen podían creerse que yo me hubiese tragado el embolado. Que no hubiese sospechado nada de lo que se tramó ante mis propios ojos.Carmen llegó a pensar que yo había fingido por no romper el hechizo.Por no desilusionarla.Nada de eso,yo estaba ajeno, por completo,al complot.Si mi mujer quisiese engañarme,hubiese sido el último en enterarme.Carola y Mari Jóse,para sus edades,aún estaban atractivas

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