Soy hombre de chaqueta y corbata por tradición. Desde niño recuerdo a todos los hombres de la familia enchaquetados y encorbatados excepto cuando la ocasión no era pintiparada. Léase a mi abuelo Pepe Pineda con terno de cazador o a mi tío Enrique Pineda de la misma guisa. Mi abuelo Joaquín, abuelo paterno, supongo que se quitaría chaqueta y corbata para dormir. Yo hago el cambio de ropa a medias porque en invierno duermo la siesta con corbata y sin remordimiento de conciencia ; con la conciencia tranquila. Duerma yo con la garganta caliente y ríase la gente. La corbata abriga y evita resfriados. La chaqueta, también , y , además tiene , como mínimo, cuatro bolsillos muy prácticos. Son prendas prácticas y , en caso de ser bonitas, elegantes. Elegancia que no se debe perder, en caso de calor, quitándonoslas. No son adorno, sino útiles. Palabras de mi padre que heredo con gusto.
Observo , ahora, con frecuencia, que mucha gente las concibe como uniforme de gala , sin serlas, y se las quitan en cuanto se sientan en alguna celebración como si les estorbaran. Deben creer que son disfraces para la fiesta. En efecto , a muchos les sientan como un santo con dos pistolas y otros se creen importantes por llevarlas puestas aunque se despojen de ellas a las primeras de cambio, lo que mucho indica. Yo, una vez que salgo de casa con ellas, no me desenchaqueto jamás. Hasta ahí podríamos llegar. Una vez colocadas son como una segunda piel. Saber llevarlas indica elegancia y sentido común ; nada más. Quitárselas por que haga calor o porque molesten señala carencias de educación y de preparación. Dos cosas importantes.
2 comentarios:
La corbata no va bien con el cuello corto a partir de ciertas edades.
Muy cierto, valiente anónimo.
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