Así se llamaba , por motivo justificado ya que corral había en su parte trasera , una venta situada en la carretera o camino que , desde San Fernando ( la isla de León ) iba a Chiclana de la Frontera y a otros muchos lugares y ciudades incluída la propia Roma. Camino que el honrado Carlos Cano cantaba como sembrado de flores . Su emplazamiento era cercano a la antigua vía Heraclea o Augusta y , es probable , construída al pie de la misma vía. Por ello , siempre pensé que aunque la referencia más próxima , históricamente , que yo tenía a mano decía que había sido una antigua casa de postas durante el siglo XVIII y , con probabilidad desde antes , su origen pudo ser una Taberna Viaria de la época imperial romana.
En la última década del siglo XX , cuando a la venta El Corral con asiduidad iba con mi mujer y mis hijos , se hallaba al pie de un caño marítimo muy cerca del puente Zuazo , de recia arquitectura romana en origen , y del Real Carenero . Se hallaba rodeada de edificios ruinosos que , en momentos de esplendor , habrían sido salinas y , es más que probable , refugios de los soldados franceses napoleónicos que intentaban traspasar la línea de murallas para conquistar Cádiz.
Esta atractiva historia de la venta y de su emplazamiento , propiciaba nuestras visitas tras bajar , desde el arcén de la carretera el escalón o los dos escalones necesarios para acceder a ella , ofreciéndose a nuestra vista ( y la de todo el que a ella fuese ) un mostrador de buena y vetusta madera , largo , tras el cual un hombre bajito y entrado en años , de expresión agradable , nos daba la bienvenida , a veces acompañado por una señora que pienso sería su mujer dispuestos a servirnos lo que se pidiese. Por querido compañero gaditano , Fernando Pérez Mulet , supe que él , de niño , iba alli con sus padres y elegían unos pollos del corral, como se eligen las langostas en los expositores marisqueros de los buenos restaurantes. , para que se los guisaran .
En la venta se ofrecían , era natural , buenos pescados de las aguas cercanas y otros productos de las también próximas huertas de Chiclana o de Conil. Recuerdo que había una parra a cuya sombra nos sentábamos en los buenos días y almorzábamos muy a gusto.A veces dentro en cuanto que la venta era fresquita y sobra decir que con encanto de verdad. Auténtico como los pollos del corral.
Un buen día , Guillermete , correteando por el empedrado , fue perseguido por un cachorrillo de perro que logró enganchársele en sus tirantes. Horror y horror . Para colmo el cachorrete se llamaba como él , Guille , y los venteros y Carmen decían el mismo nombre pero dirigido a atacante y a atacado sin saber ninguno de ellos qué querían decir aquellos gritos entre nuestrar risas , el llanto de Guillermete y el estupor de su hermana Carmencita todavía en su cochecito .
Tiempos que se fueron para dar paso a otros nuevos , los que ahora vivimos. No sé qué habrá sido de aquel perrete que tanto pavor causó a mi hijo . De éste sé que continúa con sus músicas intentando abrirse camino que deseo sea sembrado de flores como Carlos Cano cantaba que era el de Cádiz hasta Chiclana y como todos debieran ser si el hombre fuese como debiera ser. La venta El Corral me trae buenos recuerdos de tiempos que se fueron y , por consiguiente , la añoro. A veces he visto , desde lejos y por la carretera que circunvala San Fernando , su planta de un solo piso y alargada . Creo que , años después ,. fue una tienda de antigüedades. Para nosotros siempre será una venta inolvidable a la que , con frecuencia , íbamos con nuestros hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario