Anoche, como acostumbro, salí a la terraza. Una media Luna menguante, rielando, marcaba un sendero grisaceo que se prolongaba hasta la flotilla de barcas que, estrellas de sal, lanzaban sus redes a una milla, mar adentro. Noche de aires serenos y limpios. Casi nadie paseando. Paz y más paz. Tentado estuve de dormir al raso, la noche me invitaba. Olas de dientes blancos besaban la arena sin cansarse. El mar, novio eterno de la tierra, acariciábala con manos espumosas y tranquilas que olían a macho.
Tierra, agua, aire, fuego. Los elementos de la poética filosófica presocrática. ¿ Dónde el fuego?. En las luminarias del faro.
A mí, barro de tierra y agua, me besa el aire y el corazón me arde. Miro al Firmanento. Me sobrecoge. Respiro, veo, oigo, siento y pienso. ¡ Qué me gustaría, mi Dios, que fueses!
Tierra, agua, aire, fuego. Los elementos de la poética filosófica presocrática. ¿ Dónde el fuego?. En las luminarias del faro.
A mí, barro de tierra y agua, me besa el aire y el corazón me arde. Miro al Firmanento. Me sobrecoge. Respiro, veo, oigo, siento y pienso. ¡ Qué me gustaría, mi Dios, que fueses!
1 comentario:
chocalá, Guillermo, si tú y yo acabaremos escribiendo un salterio.
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