He desempeñado , durante mi vida ya sexagenaria , dos trabajos u ocupaciones remuneradas. Aunque remuneradas han sido y son , se ha tratado , en ambos casos, de mesteres vocacionales en cuyo desarrollo y dedicación he disfrutado cual cosaco en el río Volga , remero en el Támesis o alpinista en las más altas cumbres de los más altos sistemas montañosos. En los dos mesteres me he sentido como pez en el agua , si bien en el primero el sentimiento se cortó por depresión recidiva y de caballo tras años de disfrute tratando de explicar a mis alumnos diferentes etapas de la vida del hombre en sociedad desde las prehistóricas hasta las próximas a los tiempos que corren. Este oficio de profesor de Historia, de historiadorcete , puede constatarse de formas varias. Una de ellas aparece en la parte derecha de este blog bajo el epígrage ; datos personales y en varias entradas del citado blog alusivas a mis labores universitarias. Las dos formas más a la mano de constatar la veracidad de lo que digo. Otras hay.
De forma fortuíta accedí a mi segundo mester , el periodismo , algo relacionado con el primero , y en el que , de manera comparable a lo que sentí ocupándome de mis obligaciones y aficiones del primer menester , me muevo como pájaro de alas ligeras que sobrevuela sobre temas de actualidad tan interesantes como asombrosos. En esta segunda etapa , a su vez remunerada y , en ocasiones mejor que la primera tan académica , he pasado , en el corto tiempo de dos años , por la redacción de varios journales con mejor jornal. Lo que son las cosas... Cito entre otros rotativos de menor alcance : El Día de Mañana. La Voz del Enemigo y El Grito , a cuya redacción pertenezco a día de hoy . En el trío he firmado los contratos respectivos y las crónicas escritas bajo mi verdadero nombre , nada de pseudónimo( escrito con p inicial porque así lo he escrito siempre respetando la etimología del término) latinizado : WILHELMUS ALVARINUS TOLETANUS PINASTER. Con él , nombre verdadero , he atravesado mares y ríos , montes y llanuras , desiertos y vergeles a la búsqueda del corazón de la noticia. Mi vida de reportero remunerado , no como la de los que ahora comienzan sus vidas dedicadas al difícil arte del periodismo , caso de mi hijo y de su novia, ha culminado , hasta ahora , con mi llegada , acompañado por quienes mis crónicas dicen , al lejano planeta rojo . A Marte , sobre cuyos caracteres peregrinamos , como conferenciantes , a lo largo y ancho de este perro mundo.
No me duelen prendas decir que , en más de una ocasión , mis hazañas , sin olvidar al equipo avispado de colaboradores que me ha acompañado y que todos mis lectores y seguidores conocen, han sido infravolaradas o menospreciadas por el común que para eso lo es. La gente crédula , inteligente y preparada , si ha sabido reconocer mis méritos ; caso de la familia Loden y el hallazgo de su descarriado sobrino en aguas del Índico , cuando el objetivo de mi búsqueda era Laden y no Loden , con o sin acentos. Tampoco siento vergüenza por haber dado muestras , contadas veces , de una personalidad algo bipolar que me ha hecho confundir algunas realidades y algunos nombres solapando los meollos de las cuestiones. Nadie es perfecto por muy perfectibles que sean las cosas de esta vida y que tanto lo son dadas sus imperfecciones y crasos errores de bulto . En el desempeño de ambos gratísimos trabajos me he pasado la vida y la sigo pasando. Aunque no temo a la muerte , me gustaría ser testigo de lo que por aquí vaya ocurriendo durante varios años más y poder exponer mis ideas con la libertad con las que , hasta el momento actual , se me permite. Cuando no tenga libertad , prefiero morir. No sé a dónde iré , pero vaya al lugar que vaya iré ligero de equipaje y con la conciencia tranquila.
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