Oigo muy de mañana , en la radio , a la presentadora de un programa , creo que era voz femenina , plantearse la forma de distraer a los niños de cinco o seis años durante los viajes . Llaman algunas madres ofreciendo formas para distraerlos y recuerdo que yo , con esa edad , me distraía y gozaba mirando el paisaje . La simple contemplación ( tal vez yo haya sido siempre un contemplativo sin contemplar ) me ilusionaba. Ver los árboles , los campos , las fincas y cortijadas que se sucedían a medida que el coche o el tren avanzaba por la carretera o por los raíles , las montañas más o menos elevadas al fondo de los paisajes ,si las había, o la inmensidad de las llanuras sobre las que revoloteaban , a veces , los pájaros , formaban parte del mundo al que había llegado cinco o seis años antes. Descubría , así , mi mundo y disfrutaba mirando los campos cultivados o no. Nunca el escribidor fue niño preguntón ni protestón y viajar , contemplar y gozar de los viajes tras las ventanillas de coches o trenes me era un aliciente que estaba deseando que ocurriese y , mientras mayor fuese la frecuencia de estos , mejor.
Quizá por eso mismo no alcancé a comprender los remedios contra el aburrimiento en los viajes que las madres que llamaban de forma espontánea al programa , proponían. Entre estos remedios estaban el ponerles películas de dibujitos o entretenerlos con jueguecitos de moda.
Sin ponerme de ejemplo de nada , Dios me libre , los recursos que contra el aburimiento proponían las madres , me resultaban de difícil comprensión. Qué mejor distracción , a esas edades , hay que observar con ojos que tanto ven , el mundo y la tierra a la que uno ha venido aunque sin saber todavía cómo ha sido.
No sé si llamarle a la figura falta de curiosidad o falta de educación , pero lo que no alcanzo a comprender , repito , es cómo los niños se pueden aburrir en los viajes e ignorar su propio mundo real centrándose en el de ficciones más o menos adecuadas a sus edades. Es probable que la pueda llamar de las dos formas y , tal vez , por ello y en parte , así marchan las cosas.
Yo , nunca me cansaba , ni me canso , de mirar , viajando o no , a la madre naturaleza de la que todos formamos parte . De mirar a la naturaleza en sus múltiples y atrayentes formas , no a pantallitas de mayor o menor tamaño pero que no son reflejo de la realidad con la que tendrán que vivir los niños que se aburren en los viajes y las madres han de hacer esfuerzos equivocados para distraerlos.
Qué bonito es viajar por España o por otros lugares viendo y disfrutando de los paisajes. A veces , reconociendo lo conocido en teoría . Legué a la conclusión , fácil , de que los niños empiezan a empobrecerse y a limitarse , ahora , desde los primeros años. Y nadie o casi nadie hace nada por abrirle los ojos . En todo caso , por cerrárselos a la verdad. Con cuánta nitidez conservo en mi vista y en mis recuerdos mis primeros viajes y a la memoria los suelo traer con gusto y regusto de lo descubierto por uno mismo mirando y remirando. Observando la realidad del mundo y no pantallitas o jueguecitos tontos.
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