FERNANDO ÁLVAREZ DE TOLEDO Y TOVAR

Hace poco escribí sobre la desaparición , por ley natural , de las generaciones. Aludía a la desaparición paulatina de la generación contemporánea y  coetánea a la  de nuestros padres : a los paterfamilias de los Álvarez de Toledo Golfín. Ayer recibí la más que sentida noticia de la muerte de tío Fernando Álvarez de Toledo y Tovar quien acababa de ingresar en el club de los nonagenarios . Dudo que yo  vaya a lograr el ingreso  en dicho club aunque , con certeza, no lo sé ni en qué condiciones haré el ingreso si logra mi naturaleza aguantar.  Murió en Zaragoza , ciudad en la que se había afincado tras recorrer ,profesionalmente ,  varios pueblos aragoneses . Estando en Daroca lo visité , con mis padres , una vez , visita y estancia  de la que gratísimo  recuerdo guardo así como de su mujer , tía Candelas , y de sus hijos ; y de su Torre a orillas de el río Jiloca en la que se había aficionado a la pesca. Profesional de la justicia íntegro y ejemplar hizo oposiciones a secretario de juzgado de primera tras licenciarse en derecho en la Universidad de Sevilla , ciudad de la que se fue para volver con asiduidad ya que era la suya y la de su familia , queriendo de verdad a una y a otra.: a su familia y a su ciudad de crianza , de vivencias juveniles  y de origen. En Sevilla , donde se había comprado un piso , pasaba temporadas una vez jubilado y , sin duda , recordaría su época sevillana  y estudiantil.

Tío Fernando era simpatiquísimo y alegrísimo , como otras veces he escrito en este blog , además de señor por sus comportamientos y por sus orígenes paterno y materno . Solíamos vernos en acontecimientos gratos o ingratos familiares y , aunque persona sensible o tal vez por lo mismo , nunca perdía el sentido del humor que lo caracterizó en vida. Con él , de vez en cuando , hablaba cuando nos llamábamos por teléfono . Dejé de llamarlo cuando supe que estaba tristón por las últimas muertes familiares y , poco después , supe que estaba ingresado en una clínica de Zaragoza. Días mas tarde , mi primo Miguel Ángel A. De Toledo Franco-Romero  llamó a casa para decirme que había muerto y , en medio de mi sentimiento de pena , me vino a la memoria cuando me recitaba , en un correctísimo y clásico latín , el quosque tandem Catilina , inicio de la primera Catilinaria , y el resto de ella hasta que yo , riéndome , no lo podía seguir. Así solía saludarme en las reuniones periódicas familiares en las que era un asiduo asistente . En éstas y siempre lo echaremos de menos  . Fue la primera , o de las primeras personas , a las que oí la palabra morapio que con tanta gracia pronunciaba. Un ejemplo a seguir el de  tío Fernando. Otro más de nuestras generaciones pasadas hace mayor o menor tiempo. Tío Fernando Álvarez de Toledo y Tovar es ya historia próxima de los Álvarez de Toledo de la linea  Toledo Golfín.