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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

martes, 24 de agosto de 2010

LA CALLE PLOCIA Y KID BETÚN

Plocia fue mujer romana amiga-amante del gran Virgilio, Plocia Hieria. Plocia fue una familia hispanorromana de Gades, a la que perteneció Plotina, o Plocina, Pompeya ; mujer del emperador de Roma, natural de Itálica, Marcus Ulpius Traianus ( Trajano). Ella gaditana y él sevillano. Como Carmen y yo pero sin imperio a cuesta. Sevilla y Cádiz unidas por el amor. Lo que esto le hubiese gustado a Villalón Daoíz. Su mundo en matrimonio.

Plocia es hoy, desde no sé cuantos años atrás, una calle de Cádiz. Una calle que hace moderada cuesta desde la plaza de San Juan de Dios, la plaza del Ayuntamiento de Cádiz, al noroeste, hasta la escalinata y compás del convento de Santo Domingo, al sureste. Calle cortita, unos cien metros de longitud o poco más, en la que antes pululaban casas de citas a las que acudía gente del puerto próximo o de puertos lejanos que desembarcaban en Cádiz y a ella iban buscando caricias, besos y cuerpos femeninos a cambio de dinero en mano. Hay gente " pa tó ", como el " Gallo " dijo a Ortega y Gasset cuando se lo presentaron como filósofo. Hay gente que paga por "tó", digo yo. Hoy la calle Plocia ya no es la del amor pagado. Es la de los buenos sitios para copear y tapear.


En dirección norte- sur y en parte izquierda, la fachada trasera de la antigua fábrica de tabacos, hoy Palacio de Congresos y Exposiciones, impide que el sol caliente el adoquinado. Su buena orientación y escasa anchura, la hace fresquita, apetecible de transitar. Situación de privilegio en el Cádiz intramuros, fue fin de camino de la Vía Heraclea, después Augusta, que terminaba en Gades. No sé si en época romana sería strata tabernaria, pero cabe la posibilidad. Su tradición sería, en caso de serlo, antiquísima, como la ciudad.


Situándome en la acera derecha, según se mira desde la plaza del Ayuntamiento, se sucede un conjunto, difícil de superar en tan corto espacio, de lugares de tapeo y copeo, almuerzo y cena, más que notable. Amparados a la sombra y sol de Achuri ( Atxuri para euskaldunes o vascuenceparlantes) y de la Cepa gallega de Félix Fernández , a la buena sombra de sus dueños y camareros modélicos y sabios en el saber tratar a la clientela en formas, gustos y calidades, han surgido, como champiñones en buen campo, otros establecimientos con muy buenas pintas. Algunos conozco de parada, copa y tapa. Otros, a pesar de sus buenas pintas, no. Espero que haya tiempo para todo si los políticos y las políticas de los políticos me dejan. Permiso pido.


Uno de ellos, los cito por orden de conocimiento, es la Bodeguita de Plocia; más que notable bodeguita, utilizando término calificativo personal que margina calificaciones al uso o al mal uso.

Con decir que nada más entrar le dije a mi mujer, de manera intuitiva que es forma inteligente de ver las cosas, que , yo a ciencia cierta no sabía nada, aquello era una prolongación de Achuri-Atxuri, lo digo todo.

El otro lugar, abacería para más señas, es : Puerto Habana. Lo descubrí, a los tres días de abrirse, yendo al consultorio médico de la calle Plocia para visita médica rutinaria. Otro día escribiré sobre los médicos y las medicinas en general. Lo prometo y lo prometido es déuda.

Pasamos por la puerta de Puerto Habana y le dije a la señora que estaba dentro que si podía echar una ojeada. Me acompañó en el ojeo y hablamos. Era paisana mía, sevillana, y seguimos hablando. Era madre de siete hijos : Seis niñas y un niño, algo así como mi padre, o peor, que fue único varón con cuatro hermanas. Cada uno habrá llevado la cuestión a su manera. La señora se llamaba, Reyes. Yo Guillermo, le dije. Sobre la marcha le presenté a Carmen, mi mujer ; y ella hizo lo propio con dos de su sexteto femenino que trajinaban ante el ordenador : Alejandra y Carmen. A manera de padrón no oficial supimos que ella era médico; y yo lo que soy pero jubilado. Me resultó cara conocida y se lo comenté mientras nos enseñaba " su casa".


A los pocos días volvimos a Plocia, de nuevo a visita rutinaria de médico. Al pasar por Puerto Habana, entramos a saludar a Reyes y prometerle que apareceríamos por allí para catar sus vinos y buenas cosas. Estando en la puerta, Reyes se acercó y ofreció un pitillo a un hombre decrépito al que diariamente se lo ofrecía. Yo le ofrecí otro. El hombre decrépito, sin fuerzas para aspirar el cigarrillo y con mano temblorosa, sin vida en la mirada y en su andar, sin fuerza para hablar, era el popular Kid Betún. El boxeador, limpiabotas y vendedor de patatas fritas en la playa al que hacía tiempo no veía. Las instituciones más o menos oficiales de beneficencia de Cádiz debieran hacer algo por él. Está que da pena. La única pena que, hoy por hoy, se puede sentir en la calle Plocia de Cádiz.

2 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Calle Plocia...¡Dios mío! ¡Qué de buenísimos recuerdo tengo de ella! Bueno y de todo Cái. Mi familia está vinculada a la Tacita de Plata desde el siglo XIX, ¡Casi ná! Mi madre se educó en el colegio de La Torre Tevira, y a mí me salieron los dientes en la Playa de la Victoria...soy sevillana, pero adoro a Cádiz como a mi 2ª Patria Chica.

Hace años, en Plocia estaba el Bar Ruperto, donde nos ponían a las sardinas a las "asá" un toque riquísimo, ¡Qué bastinazo de bar!

Tienes un blog estupendo y lo frecuenteré mucho...¿Te acuerdas cuando vendían caballas caleteras por las calles?

Una gozada pasear por tus páginas, Guillermo.

Saludos.

Mari Carmen dijo...

Por cierto, también conocí a Kid Betún.