Fidel Alba,quien parece devolverme su confianza, me envía a Sevilla para hacer la crónica del partido Sevilla-Barcelona de la supercopa de España. Partido de ida. Mi ida a la ciudad en la que nací y viví más de un cuarto de siglo, en la que mi hijo vive, estudia y canta, la hago en tren, por comodidad.
Llego a la estación de Santa Justa a las diez de la mañana. En ella, esperándome, están mi hijo Guillermo y Gádor, su novia almeriense. Los veo, desde lejos, cogidos de la mano van una niña con un niño, como los niños de El Pireo ateniense. Tienen toda la vida ante sus ojos y ante su tiempo. Como jóvenes, son dueños de su mundo. Un mundo cantado por mi hijo. Un mundo que ellos y yo desearíamos que marchase por mejor camino. Sobre su marcha hablamos mientras desayunamos en una cafetería de la calle Mateos Gago,la calle de Sevilla presidida por la Giralda. Una Giralda aún más bella, bronceada por el sol agosteño y que se mira orgullosa de ver, mañana, salir a la Virgen de los Reyes que acompañó al Rey santo español en su primera entrada a la ciudad allá por 1248, cuando ella rondaba el medio siglo. Una Giralda que,desearía, antes de dormirse,haber visto, también orgullosa, vencer a su equipo en el Sánchez Pizjuán.
Entramos en El Salvador y rodeamos la manzana que forma su arquitectura junto a las casas de alrededor. A su espalda aún están las tiendecillas que visitaba y amaba mi paisano y tío político Luís Cernuda, el sevillanísimo atípico. El poeta que nunca quiso volver a Sevilla ni a su casa de la calle Acetres. Ni a la de la calle Aire. Ni a la de su único sobrino carnal, Ángel Yanguas, en el edificio del Fénix desde el que tantos pasos de Semana Santa vi junto a mis primos Yanguas Álvarez de Toledo y al lado de mi tía María,tan graciosa. Tan querida.
Recordando a Cernuda paseamos por Sevilla. Por la hirviente Sevilla de agosto llena de espejismos mágicos. Por una Sevilla ardorosa que nos inflama y enamora, aún más, con el fuego de sus entrañas. Vamos a El Rinconcillo, a la sombra de Santa Catalina, donde muchas misas oí, con mis abuelos, de niño.. A El Rinconcillo al que acompañaba a tía Amparo, la marquesita que se suicidó, cuando iba a comprar el buen jamón de la casa. A El Rinconcillo,segunda casa de mi tío abuelo Antonio Pedro Rodríguez-Buzón Pineda. A El Rinconcillo en el que al poeta Buzón hubiese gustado tener fonda, parada tenía,para pasar lo que quedaba de la noche sevillana cuando de él salía a altas horas de la madrugada tras tertulias cofrades y poéticas.
Pedimos espinacas con garbanzos y jamón. De postre, el mejor postre : Más jamón. La manzanilla en su punto y aparte.
Hacemos tiempo, hasta la hora del partido, en Triana. En el piso de mi hijo, calle Pureza. Del calor no se habla. ¿ Para qué si hay temas más interesantes?.
Sevilla,3- Barcelona, 1. Mal primer tiempo de los locales. Buena, muy buena la segunda parte cuando Cigarini el nuevo entró para darle inteligencia al juego sevillista. El sentido que faltó en el primer tiempo. Antonio Álvarez, que no es tonto ni bruto, habrá cogido el cante. Punto débil del equipo es el centro del campo. Ahí está el quid de la cuestión. Ahí está el ser El Sevilla un gran equipo o el no serlo. Con Fazio en forma, la validez de Davo, el arte y la efectividad en las bandas ( gran partido de Navas y de Perotti) y las cosas fabulosas de Kanouté y del fabuloso, se puede ganar la supercopa de España y más cosas. El lograrlas o no, radica en el juego que el centro el campo genere. La portería está bien guardada, como siempre.
La media luna ilunina el campo andaluz cuando regreso a la orilla del mar, de mi mar de Cádiz. En las laderas de Gibalbín, los toros la miran con ojos verdes. Los toros quiméricos de Villalón- Daoíz.
Wilhelmus Alvarinus Toletanus Hispalensis scripsit Proxima Choronica animo benevolente domini fidelis.
Llego a la estación de Santa Justa a las diez de la mañana. En ella, esperándome, están mi hijo Guillermo y Gádor, su novia almeriense. Los veo, desde lejos, cogidos de la mano van una niña con un niño, como los niños de El Pireo ateniense. Tienen toda la vida ante sus ojos y ante su tiempo. Como jóvenes, son dueños de su mundo. Un mundo cantado por mi hijo. Un mundo que ellos y yo desearíamos que marchase por mejor camino. Sobre su marcha hablamos mientras desayunamos en una cafetería de la calle Mateos Gago,la calle de Sevilla presidida por la Giralda. Una Giralda aún más bella, bronceada por el sol agosteño y que se mira orgullosa de ver, mañana, salir a la Virgen de los Reyes que acompañó al Rey santo español en su primera entrada a la ciudad allá por 1248, cuando ella rondaba el medio siglo. Una Giralda que,desearía, antes de dormirse,haber visto, también orgullosa, vencer a su equipo en el Sánchez Pizjuán.
Entramos en El Salvador y rodeamos la manzana que forma su arquitectura junto a las casas de alrededor. A su espalda aún están las tiendecillas que visitaba y amaba mi paisano y tío político Luís Cernuda, el sevillanísimo atípico. El poeta que nunca quiso volver a Sevilla ni a su casa de la calle Acetres. Ni a la de la calle Aire. Ni a la de su único sobrino carnal, Ángel Yanguas, en el edificio del Fénix desde el que tantos pasos de Semana Santa vi junto a mis primos Yanguas Álvarez de Toledo y al lado de mi tía María,tan graciosa. Tan querida.
Recordando a Cernuda paseamos por Sevilla. Por la hirviente Sevilla de agosto llena de espejismos mágicos. Por una Sevilla ardorosa que nos inflama y enamora, aún más, con el fuego de sus entrañas. Vamos a El Rinconcillo, a la sombra de Santa Catalina, donde muchas misas oí, con mis abuelos, de niño.. A El Rinconcillo al que acompañaba a tía Amparo, la marquesita que se suicidó, cuando iba a comprar el buen jamón de la casa. A El Rinconcillo,segunda casa de mi tío abuelo Antonio Pedro Rodríguez-Buzón Pineda. A El Rinconcillo en el que al poeta Buzón hubiese gustado tener fonda, parada tenía,para pasar lo que quedaba de la noche sevillana cuando de él salía a altas horas de la madrugada tras tertulias cofrades y poéticas.
Pedimos espinacas con garbanzos y jamón. De postre, el mejor postre : Más jamón. La manzanilla en su punto y aparte.
Hacemos tiempo, hasta la hora del partido, en Triana. En el piso de mi hijo, calle Pureza. Del calor no se habla. ¿ Para qué si hay temas más interesantes?.
Sevilla,3- Barcelona, 1. Mal primer tiempo de los locales. Buena, muy buena la segunda parte cuando Cigarini el nuevo entró para darle inteligencia al juego sevillista. El sentido que faltó en el primer tiempo. Antonio Álvarez, que no es tonto ni bruto, habrá cogido el cante. Punto débil del equipo es el centro del campo. Ahí está el quid de la cuestión. Ahí está el ser El Sevilla un gran equipo o el no serlo. Con Fazio en forma, la validez de Davo, el arte y la efectividad en las bandas ( gran partido de Navas y de Perotti) y las cosas fabulosas de Kanouté y del fabuloso, se puede ganar la supercopa de España y más cosas. El lograrlas o no, radica en el juego que el centro el campo genere. La portería está bien guardada, como siempre.
La media luna ilunina el campo andaluz cuando regreso a la orilla del mar, de mi mar de Cádiz. En las laderas de Gibalbín, los toros la miran con ojos verdes. Los toros quiméricos de Villalón- Daoíz.
Wilhelmus Alvarinus Toletanus Hispalensis scripsit Proxima Choronica animo benevolente domini fidelis.
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