LA BELLA ESCONDIDA DE CÁDIZ

La conocía por fotos. Como puede un extranjero conocer la Giralda antes de verla , remirarla , admirarla y besarla en Sevilla. No tuve la suerte de admirar la bella escondida desde la calle José del Toro, como hizo Bartolomé Llompart , o desde alguna de sus hermanas las torres vigias de Cádiz, bellas pero entre ellas la más bella. Sí he tenido la suerte, gracias a Manolo Morales de Jódar, de tocarla , de acariciarla, de amarla hasta en su intimidad y de subir, besando su piel esgrafiada , hasta lo más alto. Tan bella es por fuera como por dentro la miss de las torres de Cádiz. Belleza pudicitia que esconde sus encantos para deleite de escogidos , como quiso su padre allá por el primer tercio del siglo XVIII cuando la ciudad que la parió era una de las más avanzadas y modernas de España. Nos la presentó Manolo, a Carmen y a mí, en una tarde de primavera gaditana en la que los vientos se habían echado para no molestar; gracias a los cuatro vientos. Los vientos volverán como ella volverá siempre a nuestras retinas oculares y cerebrales. Siempre, ya , estará presente en nuestras vidas. Es dama inolvidable y señora por los ocho costados. Tras la Giralda, la BELLA ESCONDIDA DE CÁDIZ. Sin más. Gracias , Manolo , por habernos presentado a la sin par ESCONDIDA.