Y considero el ofrecimiento como una deferencia hacia mí y como una muestra de que le gustan las entrevistas que hago para la consabida sección de su periódico ; sobremanera la última efectuada en Martiria a la señorita y amiga Rosita Rojo , marciana de pro y sin contras excepto su estrafalario físico femenino que tan poco se adapta , como es natural , a los cánones de belleza de nuestro planeta azul.
El ofrecimiento me lo ha hecho cara a cara cuando nos encontramos en un pasillo de la redacción yendo ambos al bar a tomarnos una cerveza porque era la hora adecuada para ello . Ni que decir tiene que me invitó gustoso y yo le dije que se la debía porque haberlo yo invitado a otra hubiese sido una gallegada . Entre trago y trago de cerveza aludió a lo poco convencionales que eran mis entrevistas y a que por eso mismo gustaban tanto a los lectores selectos de EL PERIODICUS. Selectos y , como tales , no tan numerosos como él desearía para la mejor marcha de su negocio editorial. Poco convencionales y sinceras tal la sección se llama.
Don Máximo , hombre cabal pero con más intereses creados que yo por su cargo y circunstancias , me adelantó que , dentro de lo que cabe , intentaría responder con la mayor sinceridad posible ( es evidente que evitó el vocablo máxima sinceridad para que no se pudiese hacer el chiste fácil ) a las preguntas que yo le hiciese. No puso condición alguna de un tipo u otro como ponen los políticos y los que se creen personajes grandes y quedamos en volver a hablar para fijar día y hora de la ENTREVISTA SINCERA que así , sincera , será. Que no le quepa la menor duda a mis lectores .
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