PREPARANDO A CONCIENCIA LA CHARLA DE LISBOA

En Madrid quedó mi primo , en su casa y con su mujer como  buen marido que es. Arturo y el escribidor , los dos asalariados del trío de diario El Grito , dirigido por Munch , volamos hasta Jerez de la Frontera. Arturo participaba , en Sanlúcar , en una cata de manzanillas  finas, maduras y olorosas y me invitó a que asistiese, catase y lo recogiese del suelo si caso había. Le pedí que guardase la compostura que a los buenos catadores y copeadores debe caracterizar y , con dicha condición , tras aterrizar en el aeropuerto jerezano , alquilamos coche y , en menos de media hora , aparcábamos en Bajo de Guía en biblioteca conocida cuyo nombre omito para no hacer la propaganda que se merece pero que reñida está con las reglas básicas de la publicidad. Todo sea por el respeto a lo legislado y a la persona que se tiene al lado. Vinos , mariscos y jamón en perfecta conjunción con la desembocadura del Río Grande y con la orilla huelvana del coto de Doñana. Nubes bajas tamizan el cielo impidiendo que el calor apriete. Escenario geográficamente e históricamente notable en el que me imagino a los antiguos galeones de Indias atravesando con dificultades la temida barra con oro y plata hasta los topes antes de remontar , hasta Sevilla , las aguas guadalquivires.Tras hacer noche en Sanlúcar , en hotel de rancios abolengos cuyo nombre debo omitir por mi condición de periodista temporero del diario El Grito , Arturo voló hacia París y yo rodé hasta Cádiz, hasta mi casa ; en la que permaneceré unas semanas preparando la disertación lisboeta en la que abordaré , en profundidad , la sociología marciana o martense , tan interesante como digna de comentar y de explicar. Ojala que la enjarete bien y los conceptos sean expuestos con amenidad enemiga de aburrimiento y con naturalidad enemiga de palabras cursis. Me empeñaré por el buen nombre del GRITO , del nuestro y del mío propio. Siempre he rehuído de conferenciantes aburridos y tostoníferos