UNA CANA AL AIRE.NO CONVENCIONAL

Las canas, cuando blanquean nuestras testas , nuestras barbas y nuestras cejas , indican , por lo general , que ya llevamos , por estas tierras de Dios , un número considerable de años. Que estamos añosos y, tal vez , achacosos. . Juventud , divino tesoro , que pasa y se aleja con el tiempo por ley natural. Nadie ha encontrado , todavía , el elixir de la eterna juventud que Cabeza de Vaca buscó en el mítico país de Bímini , sin hallar la fuente de la que manaba , pero sí la Florida. Con el paso del tiempo , se pierden facultades en algunos sentidos , quién lo duda , pero se ganan otras en  sentidos distintos. Entre ellas , las de poder mirar el pasado desde una atalaya y ver hasta qué grado la humanidad está equivocada en su sistema de valores materiales y en otros muy diversos. En consecuencia , las canas al aire que con mayor facilidad podemos echar no son las tópicas y típicas de los años jóvenes y vigorosos , sino las de juzgar con menor dureza las debilidades y errores cometidos por los hombres. Juicio menos duro pero que nos permite no guardar excesivo respeto al conjunto de comportamientos , opiniones , creencias e ideologías que los hombres , tradicionalmente , han llevado por banderas y que , desde la atalaya añeja , nos parecen ridículos y erróneos de raíz.¿ Quién dijo miedo por echar una cana al aire envilecido que los hombres nos han hecho respirar de forma tan malsana ?. Las canas al aire del hombre más que maduro son conocimientos de los abusos perpetrados por unos hombres sobre otros bajo argumentos falaces a lo muy largo y ancho de los tiempos. Las canas son síntomas del escepticismo al que los comportamientos mayoritarios nos llevan. Con moderación , echémoslas al aire y marginemos cualquier radicalismo o integrismo sea del color que sea , blanco , negro , azul , rojo o polícromo. Sólo comprendo los radicalismos en caso de torpezas mayúsculas o en caso de defensa de intereses espurios. Todos arrancan de planteamientos estrechos y de mentes débiles o falaces.De intereses egoístas propios de inexpertos o de interesados. Nunca de pensamientos ni de pensadores libres y sanos.