Tañen las campanas de la Catedral de Toledo. Son las doce de mediodía y por los callejones que conducen a la plaza de Zocodover la muchedumbre se dirige a oir la charla anunciada. A esa hora salimos del parador , en coche descapotable, para admirar, otra vez , la belleza del paisaje urbano toledano.Discurren las aguas por El Tajo y a la memoria me vienen mis antepasados mozárabes , El Greco y el ingenio de Juanelo Turriano subiendo aguas desde el río hasta el Alcázar. Hace calor en el centro de la península pero nuestra mesa se guarece de los rayos de Helios bajo un toldo rojo alusivo al planeta sobre el que hablaremos. A la memoria me vienen muchas más cosas de la historia toledana y del arte y embrujo de la ciudad , mas las aparto para concentrarme en las palabras que dirigiré al selecto auditorio. En él , presente estará el señor Munch , director general de El Grito , nuestro periódico vanguardista.
La gente se ríe cuando digo : con mis mayores respetos , presento al profesor Repetto y pregunta : ¿ Cómo ?. a lo que respondo : Repito que con mis mayores respetos les presento al profesor Repetto. Repito. Repetto , especialista en temas mozárabes y respetuoso con mozárabes ( cristianos ) , judíos y musulmanes que convivieron en paz en la ciudad en la que nos encontramos pero que jamás pisaron el planeta Marte , como todos los presentes, menos los charlistas. Últimas palabras que apenas se pueden oir por el jaleo y el pitorreo que han provocado mis repetidas palabras sobre el profesor Repetto , tan respetuoso con cualquier religión sea la suya o ajenas. Los nervios deben haberme jugado esta aliteración y juego de palabras involuntario.
Empezamos , pués , la charla con el pié cambiado , tropezando en lo más llano ; lo que me obliga a enderezar pronto el paso de forma honrosa como Suero de Quiñones lo hizo por su amada doña Leonor de Tovar en la primera mitad del siglo XV y después peregrinó a Santiago de Compostela , peregrinación de moda desde tiempos muy antiguos.
Como hice estos comentarios a micrófono abierto , el auditorio empezaba , con razón, a impacientarse , por lo que abordé la cuestión por donde más podía quemar , diciendo :
Es un privilegio vivir en esta ciudad ejemplo de convivencia de personas distintas y dispares pero no disparatadas. Enhorabuena , toledanos. Muchos de vosotros sereis descendientes de caballeros mozárabes , como yo , pero en Marte no tenemos descendencia porque allí jamás mozárabe alguno hubo , excepto yo que , por ley natural y estética , no he dejado descendencia. La martensas son bonísimas pero están malísimas, cuestión fácil de comprender incluso para los más torpes y testarudos Se desprende de estas palabras que no hubo mozárabes porque no hubo árabes ya que a los musulmanes les era técnicamente imposible extender el islám ( el abandono o entrega a dios ) por zonas más que estratosféricas. De haber dispuesto de técnicas adecuadas , no dudeis de que a Marte , Júpiter y todos los planetas susceptibles de vida del sistema solar o extrasolar , hubiesen llevado la religión de Alá y de su profeta Mahoma. Los cristiano-católicos se hallan en las mismas , buenos son.unos y otros para considerarse inferiores los unos a los otros.No saben , en Marte , lo que se perdieron al no haber tenido mozárabes en sus ciudades y campos y lo que se pierden con no contar , en consecuencia, con descendientes de tan honestos y nobles caballeros. La carencia de mozarabía martensa y la carencia de belleza en el noventa por ciento de sus mujeres son los dos únicos puntos en los que son inferiores a nosotros. En lo demás nos dan sopas con hondas o como se diga. No les llegamos ni a la altura del talón.
Una ovación general cerró mis palabras , tras la cuales Arturo , José Joaquín y el respetable y venerable profesor Repetto, dijeron las suyas , corroboradoras. El turno de preguntas no llegó porque la audiencia , acalorada y calurosa hacia nosotros , emprendió el regreso hacia el frescor de sus casas toledanas y nosotros fuimos a tomarnos unas copas en el mesón Lampader a la luz de una lámpara de forja toledana de la segunda mitad del siglo XIV , preciosa. Una auténtica joya de la artesanía toledana. El señor Munch , satisfechísimo con mis palabras , nos invitó. Todo un detalle. Mis palabras lo merecieron
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