Y se está recuperando , en pleno periodo post operatorio , de la intervención esterilizadora que le hizo su veterinario. Volvió a casa , encontrándose todavía algo aturdida por la anestesia que supongo, en el transportín en el que desde Sevilla vino , autopista adelante , una tarde-noche lluviosa y ventosa ; habitáculo que no es lugar de su predilección. Desde ahora pienso que aún menos lo será al traerle recuerdos no gratos para gatos aunque no sean maragatos sino , caso de Emilú , gata cordobesa-sevillana . Quizá por ello sea gata guapa y salerosa además de buena. Con esto no quiero decir que los gatos maragatos sean feos aunque un buen y lejano día , nació un gato maragato cuando pertenecía aquella región a la morería , día en el que grandes señales había como en el que nació Abenámar Abenámar aquel moro de la morería pero no de la Maragatería
Como es gata buena , bastante más que el grueso de los hombres que habitamos en el planeta azul , sigue comportándose y soportando las curas prescritas por el veterinario cirujano que su dueño , mi hijo , y mi mujer le aplican con cariño y que con estoicismo , paciencia y dignidad propias de personas así , las que menos son , aguanta casi sin rechistar ni maullar.
Sobra decir , aunque lo digo , que todavía está convaleciente , estado que la obliga a una menor actividad como demuestran sus pasos cuidadosos pero tan silenciosos como antes de la operación. Por lo demás ya ha comido , bebido , meado ... como cualquier gato o persona sana y ha maullado si bien con menos potencia en su agradable forma de maullar que más que maullidos parecen susurros.
Es fácil de comprender que la operación esterilizadora de Emilú le haya sido dolorosa a pesar de la anestesia y los cuidos que los miembros de la casa le damos , incluido Titín Kambumba que no sabe qué hacerle y cómo mimarla . Emilú soporta las incomodidades que provoca cualquier intervención quirúrgica con resignación cristiana mayor que la de tantísimos que se llaman cristianos demuestran . Con resignación gatuna y gatólica , capacidad de adaptación a la campana que rodea su pescuezo y una capacidad de aprendizaje de la que carecen ciertos ejemplares nada ejemplares del género humano .
Todos estamos deseando , incluso Willy le lapin , volver a verla juguetear con sus ratoncillos de cartón piedra y dormir sus siestas más largas que las mías en mi sillón o en el sofá en el que yo no la duermo . Sería la prueba más eviente de que Emilú , que tanto calor de hogar da , tanta compañía , se ha recuperado , totalmente , de su operación y vuelve a ser ella misma .¡ Qué superiores son algunos gatos y gatas a tantas personas!. ¿ Cuánto tendrían que aprender los animales llamados racionales de los llamados irracionales ?. , MUCHO
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