Y aquí estoy , otra vez , sin saber si pulsar la letra a , la letra b o cualquier otra . Sin saber qué escribir ni que asunto tocar. No obstante , aquí vuelvo a estar sentado ante el ordenador tras haber brujuleado en él . Noto la desazón que me acompaña , por decirlo con suavidad , pero sigo obedeciendo consejos dados. Hoy ya no llueve y hace un buen día. Carmen ha ido a correr por la playa y yo sigo sin tener fuerzas para acompañarla. Tan solo deseo tumbarme en el sofá y poner la televisión con el sonido bajo intentando dormirme. Me acuerdo de amigos y familiares a los que tantas llamadas debo y no sé cuándo las haré. Se acercan fiestas y debiera llamarlos pero no puedo hacerlo. Algo superior me lo impide . Algo que me atenaza . Lo siento y vuelvo a pedirles perdón ; pero cuando uno está para muy poco o para nada , no se puede. Y así , intentando que algún día amanezca con algo de mejor ánimo , van pasando las fechas y sigo sin llamarlos como es mi obligación por muy mal que me encuentre psicológicamente. El psiquiatra se mantiene en sus treces en lo referente a que lo mío no es una depresión , pero lo es. No es que yo lo diga , es que noto todos los síntomas de ella y ahora mismo me ha dejado sin tratamiento. Él sabrá lo que dice y yo , es probable , no. Pero la realidad es que mi mejoría no se produce y desde que amanece hasta que anochece sufro un calvario como algunos dicen. Yo afirmo que en mi extraña depresión se sufre y padece . No sé si un calvario o más . Solo sé , aparte de no saber casi nada y cada vez menos , que el Calvario fue el monte en el cual expiró Jesucristo y que se hallaba cerca de una de las puertas de Jerusalén.
No hace falta decir que estoy solo en casa . Solo con Emilú que está sentada en una silla de la sala de estar . Acabo de ir a verla y me ha mirado , intentando preguntarme qué me pasa , con sus ojos verdes . Cuando acabe de pulsar estas letras sobre el mal que padezco , me tumbaré en el sofá , tal más arriba dije , y pondré la televisión tratando de volver a dormirme porque es lo único que deseo : dormir y dormir oyendo el susurro del viento o de la televisión en tono bajo. Tampoco es necesario decir sobre la etiqueta que editaré estas letras pulsadas , que cansinas vuelven a ser . El reloj marca las once menos cuarto y Carmen acaba de tocar el timbre . Vuelve de su paseo y me comenta que ha llegado hasta la Caleta. Tampoco hace falta decir que , de la manera más sana , la envidio. El porqué de mi envidia sana hacia ella tampoco hace falta especificarlo . Se supone.
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