Vuelvo a utilizar el título de otra novela , también leída en años juveniles , de Julio Verne , para encabezar la entrada. Alguna edición de ella debo guardar como oro en paño en cualquier lugar de mi librería. Hasta ahora he conservado todas las novelas que leí en mi niñez y primeros años de juventud . No sé en qué lugar puede estar el ejemplar en caso de estarlo .
No voy a decir nada especial relacionado con la Luna ; solo escribo que la vi cuando fuimos al planeta Marte por primera vez , muy de cerca , y me recordó noches pasadas en la Tierra bajo su luz . Bajo la luz de la Luna . Al fin y al cabo , la distancia que nos separa de ella , unos 384. 000 kilómetros y pico , supuso , en mis viajes a Marte , un pequeño paseo por el Cosmos dada la distancia que nos separa del planeta rojo ( unos 60.000.000 de kilómetros en el perihelio y unos 100.000.000 en el afelio ) . La diferencia de kilómetros de distancias es apabullante.
Vuelvo a afirmar que he recorrido el trayecto , desde el planeta azul al rojo , en poco más de tres horas y media . Se comprenderá , así , que la distancia que nos separa de nuestro único satélite haya sido llamada paseo por el escribidor.
No hago más que darle vueltas a la cabeza intentando averiguar en qué lugar pude colocar el ejemplar de la novela de Verne con el que titulo la entrada. Por más que he mirado no lo he visto pero recuerdo que aparecía en su portada un sofá redondo , mullido , acolchado , redondo y cómodo que recorría el interior de la nave espacial que había sido impulsada por el cañón Columbiad. Yo mismo me asusto de la memoria que conservo. El estilo del sofá corrido me recuerda al que aparece en el programa que presenta Risto Mejide.
En la primera expedición que hice al planeta rojo , la más lenta de todas ellas , y que nadie , por lo visto , leído y oído , creyó , me impactó , más que en posteriores viajes , asomarme por la escotilla de nuestra nave y ver la Luna tan cerca. Su claridad casi me cegó , al igual que a mis acompañantes que todos los lectores que hayan leído las entradas que aparecen bajo la etiqueta del blog llamada EL VIAJE A MARTE , conocen de sobra . No veo necesario repetirlos aquí .
Tras sobrepasar la Luna , continuamos viajando al planeta rojo en el que terminaríamos marterizando, a trancas y barrancas , y a tantos habitantes de él conoceríamos.
Hasta ese delicado y peligroso momento , superado , solo había visto el planeta rojo desde lejos y sin poder apreciar su rojez ni sus rojeces. De las peripecias acontecidas tanto en el viaje de ida como en el de vuelta , se da cumplida cuenta en la citada etiqueta que no es otra que sobre la que el escribidor edita esta entrada.
2 comentarios:
Siempre me gustó Julio Verne, viví estupendas aventuras con sus lecturas.
Interesante entrada, una vez más.
Ya tendo por fin todos los datos en mi entrada última, (Ya te he dicho que en mi ordenador hay duendecillos).
Un abrazón, pareja.
Gracias , Mari Carmen.
Guillermo
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