Ayer, en la playa , estando con una conocida más que amiga , no recuerdo el porqué ni el cómo , salió la convesación, cuando disfrutábamos de un buen mediodía de sol y mar oceánico-andaluz , nos comentó la supradicha conocida más que amiga , a Carmen.carminis y a mí , que cada día que pasaba , sus añitos ha cumplido ya pero no en exceso , más notaba y era consciente de que se acercaba a la primera fila de los que emprenden el viaje de irás y no volverás. Hizo el comentario con palpable sentimiento de no estar muy dispuesta a realizarlo como su mala disposición de ánimo , según sus palabras , dejaba entrever y ver. Adelanto que no creo que sea persona de convicciones espirituales , sino muy pragmática. Persona para la cual solo existe lo mensurable y experimentable. La dejé despacharse a su disgusto sobre tema tan delicado aunque no considerase que la conversación fuera la más acertada en aquel momento. Para ella , por el motivo que fuese , lo era como exponía en su opinión temerosa y atemorizada.
Mi opinión al respecto debió dejarla algo pasmada en cuanto que me miraba con sorpresa a medida que iba oyendo mis palabras. Expresaba mediante ellas que si bien no se puede saber con seguridad la forma y los modos con los que cada uno afrontará el tránsito hasta que no se experimente en cuerpo y alma , como me gustaría que tuviesen los hombres y no fuesen unos desalmados tal tantos son ; para mí , vida y muerte son parte de una misma realidad. Continuación de la segunda tras la primera guste más o guste menos la continuidad. Le comenté que con once o doce años pensé por vez primera en la finitud de la vida corporal calculando que , hasta los sesenta que me puse como tope de estación terminal , todavía me quedaban muchos. Meta que ya ha sido sobrepasada en un lustro y que sigo considerando más como fin de ciclo vital : nacimos , nos desarrollamos , vivimos y morimos que como llegada a la nada . Sea así o de otra forma ; lo que pienso y creo es que solo cambiamos de aspecto , tal como hemos ido cambiando a lo largo de los años , y que no hay billete de regreso a la etapa anterior sino estancia con características muy distintas aunque desconocidas. Sea de una forma o de otra , en lo que no creo es en la reencarnación pero sí en la transformación de la energía. En el viaje de vuelta , no. Terminé diciéndole que la salvación , en la Tierra , para los hombres , radica en el sentido del humor. Le quité hierro al asunto transcendente que la desazonaba. Tal vez por carecer de dicho sentido y de otros. Mi sentido común me hace dudar de todo y pedirle al GRAN HACEDOR que el tránsito me sea lo menos doloroso posible. Tras él , Dios dirá y quiera Él decir bien.
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