De ellos estoy más que harto , hastiado . No solo por las horas intempestivas en las que el teléfono suena , sino por lo que proponen a quien no ha solicitado nada al respecto. Suelo responderles con corrección a pesar de que , sin duda , se trata de una forma de intromisión en casa. De molesta intromisión. Igual puedo decir de los correos internáuticos o incluso de préstamos no solicitados que jamás he pedido . Gajes de la tecnología que nos rodea y que no sé hasta qué punto llegará en lo bueno y en lo malo.
Y menos mal que soy de los pocos que no tienen whats up o como se escriba el término que nada de mi gusto es en grafía ni en pronunciación a la andaluza aunque sepa que muy utilizado es como medio de comunicación bueno , feo y barato.
Un mal día se me ofreció por vía telefónica la instalación de fibra óptica por Movistar y acepté. Arrepentido estoy de mi aceptación por el malísimo método empleado en ella por los instaladores incompetentes y por otras cosas que no vienen a cuento. Hoy mismo , sin ir más lejos en el tiempo , he recibido otra oferta de una empresa que nada con la anterior tiene que ver , tampoco pedida , que de muy buena forma he vuelto a rechazar.
Y el escribidor llega a la siguiente conclusión que cae por su propio peso en cuanto que no quiere entrar en mayores detalles : si a uno le interesa algo es el interesado el que lo busca. Argumentar que los ofrecimientos facilitan nuestras vidas es falso. Que nos fastidian , cierto . Tan cierto como que Wilhelmus Alvarinus Toletanus es mi pseudónimo , mejor nombre y apellido latinizado , que tanto me gusta y nadie me ha ofrecido. He sido yo el elector ( no de Brandeburgo sino de Sevilla ) y satisfecho estoy de ello como de otras cosas que nada tienen que ver con las ofertas u ofrecimientos que , sin pedirlas , recibo constantemente. ¡ Qué pesadez y qué insistencia! .Tanta que he vuelto a escribir sobre cuestión tan nimia como diaria. Otro día tal vez , aunque apenas merezca la pena , comentaré algo relativo a los anuncios falsos o a las falsas alarmas que por variados conductos nos llegan . La cosa es no dejar en paz al hombre sea el que sea.
1 comentario:
Ah, nadie se libra que a la hora de almorzar, nos den la lata con esas llamadas telefónicas.
A nosotros nos va estupendo la siguiente estrategia, por si lo crees interesante para vosotros:
NO COGEMOS JAMÁS A ESAS HORAS EL TELÉFONO.
Tenemos marcados los números de familiares, amigos íntimos, y de médico, y Citas Externas del Hospital, miramnos, si no son ellos, simplemente, no lo cogemos.
Han descendido estas llamadas desde entonces, en un 80%.
Bueno, es una idea...
Un abrazo.
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