Prometí escribir sobre los aires de Cádiz cuando tuviese arrestos suficientes y hoy creo tenerlos. Nada más llegar a la ciudad , hace más de cuarenta años , viví en el edificio de las Brisas y dejaba mi coche , por entonces un Renault siete de profesor P.N. N. novato en la Universidad de la ciudad , en la calle Ceuta que es una perpendicular que va de la Avenida al Mar o del Mar a la Avenida . El escribidor utiliza mayúsculas cuando escribe las palabras Mar y Avenida porque forman parte muy importante. de la ciudad. Cuando el coche me era necesario para desplazarme , unos aires o vientos fuertes atacaban todo . Entre este todo estaba mi cuerpo , incluida mi cabeza con rizos abundantes , y decidí , desde ese momento , cortármelos . A medida que me iba naturalizando en Cádiz fui profundizando y conociendo el régimen de vientos de la ciudad y de sus aires . Vientos que de forma preponderante son dos : el levante y el poniente con algunos , pocos días , que soplan del sur o del norte. Poco después , conocedor ya del régimen de vientos que con frecuencia azotan la ciudad , llegué a ser consciente del porqué del trazado urbanístico de la vieja Cádiz y el porqué no se ha convertido , teniendo tan buena playa como es la de la Victoria , en gran centro de atracción de veraneantes. Los aires de la ciudad molestaban en exceso a quienes no vivieran aquí durante todo el año. No obstante , sus muchas ventajas tuvo y tienen los aires de Cádiz , desatados o no , para algunos veraneantes ; entre ellos los que huyen del mundanal ruido veraniego de otras playas peores que las gaditanas. Los aires de levante , secos y constantes , traen múltiples insectos voladores , y los de poniente el fresco y la humedad que caracterizan la ciudad acostumbrada a ellos como sus habitantes. En el centro , el régimen de vientos se nota menos y los aires más , se esté en época de carnaval o en cualquier otra época del año . No entro en ellos por no caer en los tópicos al uso como los sones de Cádiz o la gracia de los gaditanos que dicen , con frecuencia , que en Cádiz hay que mamar sin tener en cuenta a otras muchas ciudades andaluzas o no. El porqué el levante azota de la forma en la que lo hace , lo supe gracias a un profesor de Geografía y amigo. Ya estoy , tiempo he tenido , acostumbrado a su aires y a la ciudad en la que he desarrollado mi trabajo y a la que tanto debo,. Tanto que desde hace muchos años llegué a preferir vivir aquí que en mi querida Sevilla. La comodidad para hacer gestiones y otras varias ventajas que ofrece a quien no es , ni ha sido nunca , un aspirante a llegar más lejos en el desempeño de mi profesión. Al comienzo de dar mis clases , veía , tras los cristales de las ventanas del aula , inclinarse las palmeras por el viento . Eran otros tiempos y otros aires. Pero los aires continúan siendo de Cádiz gracias a Eolo y a Dios. Que soplen durante bastante tiempo más . Forman parte de los gaditanos como la Torre Tavira o las torres miradores . Como la Caleta y el Mar. Ya se sabe porqué escribo estas palabras con mayúsculas aunque la Real Academia de la Lengua diga lo contrario. Si a todo ello le unimos lo de salada claridad, se comprenden muchas cosas de las escritas. Lo de salada claridad y lo de la formación de mi familia en tan peculiar ciudad , cuyo trazado urbano y sus construcciones del centro más recuerdan a las ciudades italianas que a las andaluzas. Y los aires de Cádiz siguen soplando : ahora mismo soplan del sudeste. Después o mañana no sé de qué dirección vendrán.
EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.
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1 comentario:
"La mare que parió al Levante y la mare que parió al Poniente, jeeeeeee... Caí, tá sutuá entre dó mares", no ni ná...
Te he enviado una de tranvías sevillanos, también conocí a los de ahí, me gustaban.
Por cierto, Andalucía tiene ocho perlas maravillosas llamadas provincias.
Unos abracetes, pareja.
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