Me limito a escucharla con máxima atención porque todas las palabras tienen sentido . Me habla , tras advertirme que no abre la boca ante casi nadie porque con pocas personas se puede entablar una conversación u opinar sobre algún asunto , que , como ha leído la última entrada de mi blog , lo más probable es que yo permanezca en silencio y sea todo oídos .
En efecto no interrumpí ni una sola vez su disertación , cabe llamarla así , porque todos los asuntos de los que habló el señor que pocas palabras , en general , dice eran tan reales como ciertos y verdaderos sus argumentos .
Me habló de política y , al coincidir en todo lo que por su boca emitía , su interlocutor , yo , no tuve que ejercer como tal. Me limitaba a asentir con la cabeza y a no decir ni pío , ni esta boca es mía . Cuando terminó de darle el repaso a los políticos más conocidos y a los menos que tantos son , comenzó a hablar de economía con un conocimiento de la cuestión que llegué a pensar que tal vez fuese licenciado o doctor en economía. Abandoné la idea al seguir oyéndole decir las cosas tan claras y evidentes que afirmaba. Después habló de fútbol , de toros y de toreros y , de igual forma pensaba el escribidor. Tocó el tema de la belleza femenina y lo mismo : coincidencia plena en gustos. Tal vez la similitud de edades nos hicieran coincidir en todo. Para colmo él había nacido en Sevilla, aunque gato se consideraba por su ascendencia pero , apenas había vivido en la ciudad porque a su padre lo iban destinando de un sitio a otro . Me dijo que él , de forma cariñosa , le decía el saltamontes. Tampoco dejó de comentarme las tonterías que hoy se oían por cualquier sitio y los errores que cometían los españoles en general fuesen del sur , del norte , del este o del oeste. Como opinábamos lo mismo en estas y en otras cuestiones trascendentes que él tocó , yo permanecí en silencio y me limitaba a asentir con la cabeza indicando que llevaba razón en lo que decía. Cuando nos despedimos nos dimos nuestros respectivos nombres y apellidos y cada uno puso rumbo a nuestras casas que , hubiese sido lo que hacía falta , no estaban en el mismo número de la misma calle. Prometo otro día ser más explícito y explicar con mayor profundidad los múltiples temas en los que coincidimos don Segundino o Secundino ( no me enteré bien porque cada día oigo peor ) y yo.
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