Prometí dar pormenores y pormayores de lo que ocurriese en el salón-comedor del restaurante Amargamía de El Toboso y ya se sabe que , para las personas que palabra tenemos, lo prometido es deuda. Aquí la saldo con este escrito que no es refrito sino continuación del anterior. Puro complemento sin el cual el primero cojo quedaría. Cojo y , por tanto , incompleto. Sin plenitud.
La asistencia fue gratificante en cuanto a la calidad de los asistentes y en cuanto a la independencia política e ideológica de los mismos. Nada de pitanza , sino preparados culinarios de excelencia probada. y repetida, con morigeración por unos y con glotonería por otros ; los más comilones y gordotes.
La sorpresa , todavía soy hombre con capacidad de sorpresa y de admiración ; algo que decían los filósofos griegos clásicos que nunca debiéramos perder a lo largo de la vida porque el hombre , y la mujer como diría un cursilón , muere cuando deja de tener estas capacidades. La sorpresa , digo , vino al final , como los postres., cuando don Santiago Celtibérico se levantó con naturalidad , sin las solemnidades que tan poca gracia me hacen vengan de donde vengan porque las considero teatrales e hipócritas , y con una medalla en cada mano me las colocó en las solapas. En la derecha y en la izquierda para que nunca perdiese de vista el equilibrio derecha-izquierda e izquierda-derecha que se debe mantener a no ser que dispuestos estemos a romper con las reglas injustas del sistema socio-político y económico en el que inmersos nos hallamos. Más que injustas injustísimas aunque ésto pueda escocer e incluso doler a más de uno. A dos o tres mil , a millones. A muchos que tanto se autoengañan y defienden lo indefendible a capa y a espada porque a ellos mismos beneficia sin tener en cuenta al elevado número al que el sistema perjudica. No obstante , no dejo de ver que cambiar las bases del sistema sería traumático. Así que , aguantemos mientras se pueda y cuando no se pueda más no se pudo y cada mochuelo a su olivo como siempre ha sido y será mientras demos vueltas alrededor del sol ; no éste alrededor de la Tierra como se creyó hasta que Copérnico y Galileo demostraron que no era así. Hay tantas cosas todavía por demostrar y comprobar que sigo pensando , con reiteración , lo poco que seguimos sabiendo aunque algunos crean que lo saben todo. Allá ellos y sus certezas. Yo seguiré con mis dudas y con mis rayos de luz alumbrándome en las oscuridades del ser y del devenir.
Dos medallas me colocó , con la delicadeza propia y sin pincharme con los alfileres en mi carnes morenitas por los días de vinos , rosas , playa y sol fuerte de la costa andaluza. Una , supongo que la de invierno , es de plata envejecida y algo ovalada. Más broche que medalla propiamente dicha , pero , al fin y al cabo , condecoración al mérito inmerecido. La otra , más redondeada , parece de marfil. Quiero suponer que es la de verano y no presenta grabadas las figuras de náyades y nereidas que luce la de invierno ; sino un Hércules vencedor y desnudo ante una mujer desnuda de cintura para arriba que muestra unos pechos sin retocar bien puestos y de tamaño justo. Ella , sumisa , parece asentir a los requerimientos amorosos del hercúleo Hércules. Los motivos de las dos condecoraciones son mitológicos como puede deducirse de lo que acabo de escribir. Por el momento , me he colocado las dos en una solapa y otra de mi chaqueta y , cuál no sería mi sorpresa ( nunca dejaré de sorprenderme ) que a punto de caerme por la emoción contenida y sin contener estuve cuando don Santiago me dijo que las medallas o condecoraciones-broches-camafeos que recibía por mis méritos inmerecidos , desconocidos para la mayoría , pero valorados por la gente de calidad y educada , podrían convertirse no en dos sino en cuatro , como las estaciones de Vivaldi y las Sonatas de don Ramón María del Valle-Inclán, si seguía siendo escribidor con tan buenas maneras. Recordé, entonces , mi propuesta a don Mariano Rajoy sobre los impuestos estacionales , a los que ninguna cuenta echó , y brindé con una buena copa de champagne francés agradeciéndole la asistencia y la amistad demostrada a todos los asistentes . Condecorado estoy con las medallas al mérito inmerecido. El mayor mérito que alguien pueda tener por su discreción y humildad. Ya vendrán tiempos aún peores y , quizá , no vengan las medallas de primavera y otoño. A todo está hecho uno. Incluso a lo inimaginable.
Wilhelmus Alvarinus Toletanus fecit et scripsit hodiernus gratia dei et animo bono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario