Titín estuvo encantado y encantador , como siempre , y nosotros con él , también como siempre. Me ha dado vía libre para que escriba , si así es mi deseo tal es , sobre los asuntos que nos contó , oídos desde su terraza , de los que hablaron largamente y parados en la acera que discurre bajo la misma ( él cree que los interlocutores dado lo avanzado de la hora pensaban que nadie los oía ) y que Titín nos relató de la manera que sigue.
Primeramente nos contó que , bajo una noche estrellada y bajo su terraza , dos hombres jóvenes hablaban sobre el amor que uno de ellos decía sentir hacia una mujer con la que pretendía casarse y el casamentero decía , al que prestaba atención a sus palabras , que , de lograr su objetivo de bodorrio , éste podría ser considerado como un braguetazo . Sobre el término , me dijo Titín que nada le gustaba ( a mí tampoco ) y que , juzgando lo posteriormente oído , mejor hubiese sido llamarlo un braguetacito , término más a ajustado a la realidad y que le hace más gracia ; comentándonos que el término , en diminutivo , es más pasable que en grado positivo porque de esto ( de positivo ) nunca tiene nada al entrar en juego el interés crematístico de tan serio y delicado asunto como puede ser el casarse con alguien por conveniencia. Advierto que Titín es muy explicativo en sus decires.
El que consideraba su probable boda de tal guisa , afirmaba , sin ambages ,que , desde siempre , había pensado que su casamiento habría de ser así : anteponiendo el interés económico a cualquier otro valor más espiritual o verdadero en lo que atañe a las relaciones entre hombre y mujer. A lo que llamamos amor.
En el transcurso del monólogo , más que conversación , pude advertir , continuó Titín , que el discente era un desgraciadillo interesado y dispuesto a vender su alma al diablo por subir algún peldaño bajo en su precaria situación socio-económica de arranque. Era evidente que para él , aquella señorita de clase madia-media española con la que pretendía contraer nupcias , significaba una pequeña subida con respecto al lugar medio-bajo desde el que pensaba iniciar su ascenso social . Grande no podía ser porque , a juzgar por los razonamientos que esgrimía , el pobre hombre no daba para más. Desconozco cómo era su físico pués no lo veía pero , según él , el físico de su futura no era el ideal suyo . Desconozco si el enamorado interesado habrá conseguido llevar al altar a la pretendida , pero , aunque así ha habido muchas uniones oficiales y eclesiásticas a lo largo de la historia , dudo de que las cosas hayan podido , en caso de boda , ir medianamente bien. Un matrimonio , sino es por amor , bien va pocas veces , terminó diciendo Titín Kambumba con su inteligencia afroespañola joven pero clara como el agua de manantial naciente en las cumbres más riscosas de las montañas.
La segunda historia , procedente de otras voces , se produjo en una templada mañana de primavera . Una señora , en este caso el diálogo era femenino por parte y parte , contaba a otra que distinguía entre élites, con acento en la primera e , y elites sin acento en dicha primera vocal que forma parte inicial del vocablo. Con acento es el término en lengua francesa, esdrújulo. Sin acento , átono , enfatizó la señora que hacía uso de la palabra es en la lengua castellana, si bien el significado , se acentúe o no la palabra , es el mismo . La cosa no quedó en esta matización lingúistica sino que adquirió matices sociológicos profundos cuando oí a la señora , unos cincuenta años a juzgar por su voz , que más preparada parecía o de culta latiniparla se las daba , decir lo que a continuación os comento , prosiguió Titín ante nuestros oidos atentos a sus palabras sabias y ante nuestras miradas admirativas hacia las gambas a la andaluza que sobre la mesa teníamos :
Acabo de leer , Mari Pili , un libro llamado LAS ÉLITES EN LA HISTORIA , coeditado por la editorial Pre-Textos y la Real Maestranza de Caballería de Ronda , interesantísimo , chica.
Agucé mis orejas asoplilladas o soplillosas , Wilhelmus , como tú las defines , para que no se me escapase palabra alguna de las que fuese a pronunciar la docta señora y que tan criticables pensaba que fuesen porque , como tú dices , Wilhelmus , lo peor es dársela de pimientos asados y estar todavía en el sembrado, cuando el sonido estridente de una moto de gran cilindrada asustó a las dos señoras que , interrumpiendo charla que tan prometedora parecía , reemprendieron su camino alejándose de mi campo de audición por amplio que pueda considerarse según el tamaño de mis orejas. Las oía desde lejos pero sin poder distinguir las palabras por muy altisonantes que fuesen. Por muy altisonantes y por muy engoladas y carentes de verdaderos y profundos conocimientos del tema. Palabras de una snob que es lo que me pareció, por sus formas de decir y por su vocabulario manido y cursilón la amiga de Mari-Pili . Acerca de ésta nada puedo decir porque ni la vi ni la oí. Siento defraudaros , pero intuyo , caro abuelo Wilhelmus y cara abuela Carmen-carminis , finalizó con la gracia e
ironía propias de Titín , que tú ,Wilhelmus , leerás el libro y escribirás , con tu forma independiente de escribidor, sobre él. Fátima Cohen nos sirvió unas chuletas de cordero lechal mientras Arturo Pérez nos escanciaba Marqués de Riscal en nuestras copas . Titín , delicado como es , solo se mojó los labios. El sí que es élite o elite de verdad y de sentimientos aunque su padre fuese un negro zumbón y mal padre. Su madre es de muy buena sangre y de muy buenos sentimientos y comportamientos . La clase de Titín por aquí viene. Por aquí le viene la casta al galgo. La casta que , según lo que Titín nos había contado , faltaba en el hombre que oyó aquella noche y que pretendía casarse . La casta que , a juzgar por las sandeces e inexactitudes que decía , faltaba a la señora que hablaba con la tal Mari-Pili a quien no tengo el gusto ni el disgusto de conocer. Ni a su amiga ni al dispuesto a dar el braguetacito porque de lo otro , ni en un sentido u otro , algo había se mirase por donde se mirase. Cuando digo de lo otro , quiero decir de enamoramiento como es fácil suponer.De enamoramiento y de otras cosas que tanto se echan hoy de menos como la integridad y la educación de verdad.
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