Y LAS LLAMADAS NO DESEADAS NI PEDIDAS ME HICIERON PERDER LA PACIENCIA

Por lo general , descuelgo el teléfono y oigo los ofrecimientos que se me hacen , sin ser pedidos, con paciencia.. Mas , hace poco , el vaso de mi paciencia se colmó. Tienen la feísima costumbre de llamarnos a la hora de la siesta o a otra hora tan impestiva e incómoda , tan poco oportuna , como ésta. Sabemos que hago referencia a hora de almuerzo , cena , o  incluso nocturna sin tener en cuenta que uno puede tener la sana costumbre de acostarse pronto  para leer , o para hacer lo que apetezca , sin que nos importunen con llamadas teléfonicas que ni han sido solicitadas ni vienen al caso. La cuestión  es buscar al hipotético cliente sin tenerlo en cuenta y largarle cualquier rollo con pronunciación castellana difícil de entender por muy buen entendedor que se sea. Cuando se dan estos casos , las voces que a mí se dirigen empiezan mal. Preguntan por don Wilhelmus Alvarinus olvidando el Toletanus de mi apellido. Una vez que yo lo completo , preguntando si es a Wilhelmus Alvarinus Toletanus la persona con la que se quiere hablar , oigo voces de marcados acentos sudamericanos que me ofrecen esto , lo otro o lo de más allá . Con frecuencia  respondo que no me interesa y la conversación queda ahí. No obstante , hace poco , y harto de tanta llamada oferente ;  lo cual  no deja de ser una intromisión en la intimidad de uno , respondí de manera más agria o displicente . Dije , teniendo en consideración que la voz era femenina y para no herir susceptibilidades  , que me estaban dando un  LATAZO. Mi interlocutora pareció molestarse y me respondió , sin educación alguna , que yo era un grosero. Señorita , le respondí : lo hubiese sido si le hubiese dicho que son ustedes unos coñazos. La que no parece muy conocedora de las formas de educación protocolarias y superficiales que son necesarias cuando se llama a alguien es usted, le respondí sin más. Cuando te hacen perder la paciencia , podemos perder las formas superficiales de educación . Las de fondo , las profundas , no deben perderse nunca por muy insoportable que el latazo sea como es el caso explicado. Mañana volverán a llamar preguntando por mí y , es probable , recortando mi apellido. A esto estoy acostumbrado. A que me despierten con llamadas tontas ofreciéndome cosas que no he pedido , también. Creo que todos padecemos los ofrecimientos sin sentido. Sin sentido y sin formas muchas veces. Tantas que hasta pueden hacernos perder la paciencia . El cliente de la compañia o empresa , que lo sea , merece el respeto de ésta. El hipotético cliente al que se le llama sin que se haya interesado personalmente por los productos que se le ofrecen , de igual manera. Todo lo que no se así es un error como la copa de un pino y sus consecuencias , en cuanto a respuestas intempestivas , puede tener. No abusen más de la paciencia de las personas a las que molestan e importunan a diario. Por ahora lo pido por favor. Más adelante depende de lo que oiga por enésima vez y del sentido del humor que tampoco debiéramos perder nunca por mucha lata que nos den.