Hará unos diez o doce años asistimos , por invitación , al bautizo de un hijo de una sobrina segunda del escribidor en Cádiz. Tras la ceremonia religiosa en la Castrense , junto al Teatro Falla de la ciudad , los padres del recién nacido y ya cristianado habían programado un almuerzo en la residencia militar de Cortadura y a ella dirigí las ruedas del coche en el que íbamos Carmen , nuestros hijos y yo. Al llegar al control existente en la entrada del recinto , un señor , no recuerdo si militar o civil , me indicó que parase y me preguntó que adónde íbamos . Ni corto ni perezoso , respondí que al bautizo del coronel Moya . Mi respuesta dejó anonadado al interpelante . Anonadado y perplejo porque no tenía obligación de ser buen entendedor , sino , tan solo , de controlar la entrada de coches a la citada residencia .Al vigilante controlador le debió resultar extraño que un coronel se bautizara con añitos cumplidos y la respuesta le pareció extraña. Tal vez llegase a pensar que yo trataba de tomarle el pelo o , simplemente , intentase cometer cualquier sabotaje más o menos esperado. Con rapidez mi mujer corrigió mi despiste , diciéndole que íbamos al bautizo de un nieto del coronel. El hombre se sonrió y debió pensar que yo me incorporaba con alguna copa de más al almuerzo. Nos dio paso y no hubo nada.
El mismo día y es probable que por acordarme de la abuela materna del recién bautizado , nieto de mi queridísima prima hermana Carlota Pineda Cuevas , ya fuera del mundo material , cometí otro despiste de mayor calado que prefiero silenciar . En la vida de cada uno , excepto en la de los que se consideran perfectos... , siempre hay errores . Si son pequeños e intrascendentes como el que omito , mejor que mejor.
A la salida , el señor de la garita me preguntó qué tal había ido el bautizo del coronel. Perfectamente , le dije , y ambos nos sonreímos. Es preferible ser despistado a ser malvado como tantos hay en la balanza de la vida. Menos mal que no son todos y mis despistes , hasta ahora , han carecido de trascendencia. De la trascendencia que tienen las acciones erróneas o malintencionadas de otros y que llevan el mundo por el camino peligroso que lo llevan. Esto es un poco escribir , por parte del escribidor , por escribir pero es domingo y en algo , aparte de que nulla dies sine linea , hay que entretenerse mientras la playa está atiborrada de gente porque hace un buen día.
1 comentario:
Simpática anécdota, y simpática entrada.
Un abrazo
J&P
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