Estoy en las Maldivas , en el hotel Cocoa Island , deleitándome con todo : el mar, la tranquilidad , el agrado del servicio del hotel , la temperatura...Hasta ahora nada de nada sobre los restos de Bin. La dirección del periódico, valorando mi ímprobo trabajo de búsqueda , ha decidido darme una semana de vacaciones en este paraíso terrenal. A mis pulmones le vendrá bien respirar aire tan puro y no tanto fumar en mis pipas recien limpias. Pipas que me traje desde España a las que he unido un cuarteto de pipas compradas en estos parajes distantes de la vieja y caduca Europa. Hasta aquí me llegan ecos de las concentraciones que se han producido en Madrid, Barcelona , Sevilla , Palma de Mallorca y en tantas otras ciudades españolas. Estoy con el oído atento a lo que las elecciones municipales y los pacíficos y ejemplares concentrados puedan aportar al futuro incierto de mi país , de mi querida España.Mientras tanto, releo El Cádiz de las Cortes de Ramón Solís y saco mis conclusiones sobre la PEPA. La Constitución de 1812 vuelve a no salir muy bien parada tras mi relectura. Aquello fue un batiburrillo , una chapuza más a las que los españoles somos tan aficionados. Ni en la forma de elegir a los diputados ni en el texto final aprobado vuelvo a ver rigor ni seriedad. Es lo que hicimos hace dos siglos . Lo que seguimos haciendo : parchear. A mi derecha un indio hace el indio y le invito a visitar nuestro país. Allí estaría como pez en el agua que me rodea. Ojalá que con la original forma de las novísimas concentraciones pudiésemos hacer algo medio bien una vez.Esperanzas tengo.Al menos , los diputados que aprobaron el texto constitucional estuvieron asediados por los franceses , una excusa. La de ahora lo es la crisis general. Siempre habrá excusas.
Wilhelmus Alvarinus Toletanus , nadando en las cristalinas aguas de estas islas y rodeado de tiburones. Dicen los nativos que no hay que temer a los tiburones , sino a los hombres. Llevan razón
Wilhelmus Alvarinus Toletanus , nadando en las cristalinas aguas de estas islas y rodeado de tiburones. Dicen los nativos que no hay que temer a los tiburones , sino a los hombres. Llevan razón
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