Al cabo de una semana corta de convivencia con Emilú , puedo afirmar , con escaso riesgo de error , y corroborar la primera impresión que tuve de ella tras impresionarnos , a Carmen y a mí , su entrada en casa.
Es buena e inteligente , como intuí desde los primeros momentos de convivencia , además de respetuosa y bien educada no sé por quién , hasta ahora , pero en adelante , sí : por nosotros.
Ayer su dueño-padre . Guillermo Alvah , la llevó al veterinario para que le hicieran una revisión y el veterinario se enamoró de ella y de su saber estar y comportarse. Yo , su abuelo , me permito decir que sabe estar , portarse y comportarse mejor que innumerables personas . Ya tengo tres nietos : Titín , con quien por vivir en la terraza apenas ha tenido trato , Willy le lapin al que mira en su jaula con respeto y cierta admiración , y la citada Emilú , la tercera o el tercero en concordia.
No hace mucho tiempo un compañero querido de la facultad de filosofía y letras de Cádiz cuyo nombre omito por voluntad , respeto hacia él y delicadeza de la que alguien , de verdad no sé de quién se trataba , dijo , en comentario en este blog que puede comprobarse , que yo no había demostrado hacia él ( ¿ cómo iba a demostrarla sin saber de quién se trataba y se trata verdaderamente ? ) llamó a casa y , cambiando algo su tono de voz pero no lo suficiente para que yo no lo reconociese , preguntó que si era la casa del placer. Le respondí con un escueto : el placer vive en casa . Ahora , a las sensaciones placenteras y de buena convivencia que , gracias al Gran Hacedor , se captan en casa , han venido a unirse las sensaciones agradables que Emilú emite desde su mirada bondadosa hasta su cola larga y negra que yo , daltónico , veo marrón.
Contentos estamos las Cármenes , su amo-padre y yo con Emilú y su bonísima forma de ser y de comportarse plena de cariño y sin ponerse pesada. Una monería como ya se puede apreciar en la foto que aparece en la primera entrada que sobre ella hice hace poco. Su tranquilidad e independencia son notorias como se decía de la hidalguía y nobleza de los hidalgos prosapiones y rancios.
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