Lo hago hoy domingo mientras hay gente paseando por la orilla de la playa y por El Paseo Marítimo.
Hace buen día y el azul del mar y del cielo invitan a hacerlo. Yo voy a lo mío y encuentro un lugar pequeño pero bien situado en el paseo con un letrero en la puerta que dice : se alquila o se vende . Abajo de la leyenda un número de teléfono. Lo anoto y sigo caminando y mirando . Me cruzo con personas portadoras de gafas obscuras que me impiden ver sus ojos lo cual , a mí , tanto dicen y expresan sobre la forma de ser de los hombres y de las mujeres . Debido a lo cual no los reconozco. Me llaman , me paro y a los que no se quitan las gafas les explico mi dificultad de reconocerlos. Es entonces cuando se las quitan . A todos le comento qué busco y charlamos en torno a la cuestión. Hay quien me comenta lo anteriormente ya visto por mí y , tras los saludos y decirles la alegría que me da verlos y reconocerlos , sigo mi camino sin alejarme gran trecho de casa. Al llegar a ésta , llamo por teléfono al número que acabo de anotar en mi libreta, ya que no sé hacerlo en mi móvil ni sé si éste estará capacitado con lo que demuestro coherencia absoluta respecto a lo escrito en otras entradas al blog. Una voz campanuda y hosca me dice : diga . Le comento el porqué de mi llamada y sin más me habla del precio de la venta o del arrendamiento y la extensión del sitio que tan bien situado está. Aunque me parecen desorbitados para mi esquilmado bolsillo , le doy las gracias y mi nombre al ogro tras decirle que ya lo llamaré si me interesa la compra o el arrendamiento. Cuando venga Glaukopis lo consultaré con ella porque las mujeres saben más que los hombres y son más avispadas en asuntos de negocios. Además , mi estado actual me limita para entablar negociaciones como quedó demostrado con la venta de un cuadro apaisado del siglo XVII o XVIII que mal vendí , prácticamente lo regalé , por circunstancias familiares. No me era necesario venderlo pero lo hice. Arrepentido estoy de ello , y mucho ; si bien es cierto que no lo pensaba restaurar : Bastante más debía haber pedido por él aunque su estado no fuese el ideal .
No me quiero apartar del tema de la entrada ni irme por los cerros de Úbeda ; así que continúo pensando y sopesando el precio que el ogro telefónico me pidió por el arrendamiento. En lo que hace referencia al precio de la venta , no cabe por imposibilidad de dinero. El local , me dijo el ogro que ni nombre ni apellidos dio , punto por el que lo llamo así ,tiene 300 metros cuadrados incluida cocina y útiles de ella . Las mesas , mantelería y cubiertos se los había llevado ; por ello el precio del arrendamiento me pareció caro aunque , a juzgar por la educación demostrada a través del teléfono , mejor era llevárselos porque sabe Dios cómo serían.
No obstante ya tengo una idea de lo que me pueden pedir para abrir el restaurante más los gastos municipales que comportará la apertura de LA CIGALA FRESCA. Elevados pienso que pueden ser.
Trabajar por cuenta ajena no lo veo de alguna manera . ya hablaré con Glaukopis y mis hijos porque a ellos también concierne el asunto. No obstante espero que , al menos el arrendamiento , pueda serle pagado mensualmente a fuerza de sacrificio y de muchas horas de trabajo . Después vendrá el tío Paco con la rebaja como yo llamo a Hacienda y me dará otro golpe noqueador del que dudo pueda volverme a levantar. Todo esto hay que tenerlo en cuenta antes de responderle al ogro. Prisa no tengo y , quizá , siga buscando y buscando otro emplazamiento , no tan bien situado frente al mar , como el del ogro. Ya iré narrando aquí las peripecias de mis pesquisas e indagaciones de la búsqueda .
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