No una abuela boliviana , pues es notorio que las jóvenes andinas se desarrollan y casan a muy temprana edad .No es el caso que este cuento va a contar sino el del parto de una abuela europea ,de origen judío para más señas , llamada Ester .
El parto de Ester , bella donde las haya , ocurriría estando la casa al borde de su capacidad ya que la habitaban dieciséis personas entre varones y hembras , incluida la abuela Ester , que , a su vez , procreaba porque en edad núbil se hallaba . Ester , con cuarenta y cinco años a punto de cumplir , y habiendo dado a luz otras seis veces con anterioridad , no había encontrado aún su media naranja. Adelanto que todas las mujeres que habitaban en la casa eran hijas de Ester y los varones ,algunos , parientes de ellas . Se puede colegir , por consiguiente, que algunas procreaciones habían sido algo incestuosas en cuanto que el parentesco entre las parejas no alcanzaba el cuarto grado aunque ni ellos ni ellas lo conociesen. Ellas eran todas europeas , sin saberse de qué ciudad y país , y ellos asiáticos de Camboya aunque ni rasgos ni sangre asiática tuviesen . Eran judíos puros sin mezcla de sangre alguna. La falta de espacio y la estrechez favorecieron las relaciones íntimas hombre - mujer , llegando a boda en ocasiones . Realmente no se cabía en la casa ya que todos vivían en un espacio no superior a los noventa metros cuadrados y sin ventanas a la calle sino a un patinillo interior desde el que mirando por la única ventana del habitáculo se veía un trocito de cielo. Los llantos de los nietos de Ester , cuando no eran de un niño lo eran de una niña , eran continuos atronando los oídos . Permanecer allí era agobiante a más no poder hasta el punto de que solo dejaba de serlo cuando se hacia el amor. Ester era la que más tiempo permanecía en la casa desempeñando las labores caseras mientras el resto de habitantes, todos judíos de pura cepa como acabo de escribir , marchaban a buscar , con sus respectivos hijos pequeños , varios de los cuales aún no habían llegado al destete , el pan nuestro de cada día que , a veces , les suministraba una iglesia u otra de las cercanías .
Ester , a causa del aprieto en el que vivían , se había quedado embarazada de un camboyano que no le disgustaba y estaba a punto de parir ; es decir , lo que se llama dar a luz o feliz alumbramiento . El parto de la abuela se esperaba de un día a otro por lo que los preparativos para su buena marcha , incluida la circuncisión del próximo habitante que apunto de nacer estaba y que aumentaría el número de bocas de la casa , si todo salía a pedir de boca, ya estaban hechos .
Ester entonaba viejas canciones sefardíes como el Quando el Rey Nimrod o El Cantar de Bereterretche en lengua ladina. Sabía , entre otras cosas de sus orígenes , que sus antepasados procedían de Al -Ándalas .Así , cantando mientras sus labores hacía , esperaba que el todavía nonato llegase al mundo. Llamaría a éste Oran cumpliendo , de esta forma , los deseos de su padre el viejo Yamín. El nombre del padre de Oran lo desconocía la propia Ester pues había yacido con varios camboyanos , lo cual , en los tiempos que corrían y dadas las características de la casa era de lo más corriente del mundo aunque entre judíos no estuviese bien visto fuesen las circunstancias del embarazo las que fuesen
La cuestión era que la abuela estaba a punto de parir y Oran , tras la época en la que mamaría de los pechos maternos , se convertiría en una boca más que , a diario , habría que llenar. En una boca más , en el hermano de sus seis hermanas , en el primo hermano de los hijos de ellas y en el hijo de un judío desconocido que había yacido con su madre.
El parto , en efecto , se produjo con normalidad estando la casa atiborrada de tías y tíos más o menos políticos , quienes recibieron cantando y bailando , tanto mujeres como hombres , danzas sefarditas al neonato.
Había parido la abuela a Oran , el cual dejó pronto de llorar cuando su madre le ofreció sus pechos atiborrados de leche . Sus nietos era aún muy pequeños para demostrar alborozo y comenzaron a llorar ante tamaña algarabía sin que ni madre , padre y abuela o abuelastro-padre , que continuaba desconociéndose quién era , le echasen la menor cuenta. No se cabía en la pequeña casa y parió la abuela, la judía Ester. Así comenzaba la que sería azarosa vida del judío Oran quien más tarde ,habiendo alcanzado la madurez , se convirtió al islamismo y después al cristianismo para terminar cayendo en el puro agnosticismo tras haber sido monje en un monasterio catalán en que lo atiborraron tanto de doctrina católico-catalanista-independentista que lo convirtieron en castellanista . Fue expulsado y puso , tras pedir crédito y serle concedido , una tienda de navajas y otros instrumentos cortantes en Hervás ya que terminó enterándose de la judería de la que procedía y del nombre de la villa en la que vivieron sus antepasados. Le fue muy bien y llegó a comer todos los días perdices . Algunos de ellos con Colorín Colorado y sin importarle un bledo quién era su padre . Jamás obligó a los camboyanos a hacerse las pruebas de paternidad. Con lo que había vivido , Oran fue expulsado por los politizados monjes del monasterio catalán habiendo cumplido los cincuenta años , nada lo turbaba como a Santa Teresa de Jesús y a los budistas que había leído y estudiado.
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