MI PRIMO HERMANO GREGORIO PINEDA CUEVAS ( GOYO).

Acabo de hablar con Goyo. Su madre, tía Rosario la Goya, se ha caído, no se sabe cómo y se ha roto la cadera, aparte de múltiples contusiones. La han operado en Sevilla, adonde la trasladaron desde su casa de Osuna, y dentro de dos o tres días le dan el alta. Es nonagenaria y de una vitalidad y longevidad características de su familia logroñesa, de su tierra de Cameros de ascendencia por parte de padre.. Su madre murió centenaria. Con la misma solera que el cognac francés del que tanto entiende mi primo Goyo, su hijo, ya su único hijo. Goyo entiende mucho de vinos. Es bebedor culto. Cinco años mayor que yo, fue mi maestro en algunas artes vitales. Clásicas y plásticas. Una especie de hermano mayor cuyos saberes y entenderes me sirvieron y abrieron caminos al andar. Al bailar, no. Ni él ni yo hemos sido bailongos. Siempre he visto el baile como algo más propio de mujeres, a excepción de las danzas guerreras , que tampoco me gustan. Un maestro en el beber y catar buenos vinos y en saber viajar aunando historia con auténtica gastronomía. Fue y sigue siendo un sibaritón. Casado con una mujer requetesalada, María José Barberá Briones, es algo despegado; pero cuando se le necesita siempre está para ayudar en lo que sea. Respeta sus palabras y todo tipo de planteamientos políticos. Es hombre liberal a quien mi padre, tío Guillermo el gordo para él y su mujer, apreciaba sobremanera. Hoy Goyo y María José me han dicho que van a venir un día muy próximo a Cádiz. Con ellos sé que pasaremos un buen rato, como siempre, porque sus simpatías y buenas conversaciones lo aseguran. Ni de una ni de otra cosa, dudo. Emplazado como el Rey Fernando IV por los Carvajales, estás. Si lees estas letras, un abrazo, primo, y un beso a María José. Ánimo para atender a tu madre.