Fidel Alba, director, como el mundo relacionado con los medios de comunicación conoce, del Periódico, no periódico, VERITAS, me sugiere, con el debido respeto, que entreviste a don José Díaz del Castillo y Barcelona ( don Pep ), presidente de la PLATAFORMA ANTITAURINA DE CATALUÑA. Parece que Fidel Alba me ha levantado el castigo impuesto, mi destierro a la sección de cultura. Empezamos bien.
¿ Es usted descendiente de don Bernal Díaz del Castillo, autor de La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España?, comencé preguntándole sentado en un bar de la Vía Layetana.
No. La rama catalana, la mía, desciende y desciendo de don Joseph , hermano del cronista-conquistador del Imperio Azteca, capitán con Hernán Cortés. Mi lejano tío era castellanista. Nosotros somos anticastellanistas y antitaurinos como es vox populi. La Nueva España será una España sin Cataluña.
¿ Le molesta que le haga la entrevista en la bella Lengua castellana, o prefiere que hablemos en , la también bella pero menos hablada, Lingua catalana?.
Si no es cornudo, me da igual. En caso de serlo, no responderé ni en una ni en otra.
Acuso el puyazo antitaurino advirtiendo que dos cornezuelos, pequeños como el sufijo indica, se señalan a ambos lados de la despejada frente de Pep, para los amigos , entre los que , según me ha confesado de forma confidencial, no me encuentro. Dos incipientes pitones. Me sobrepongo y nada comento sobre la manifiesta infidelidad de doña Fidela Gramanets y Ter, esposa de don Joseph, mujer legítima y ardorosa, fiera cual leona herida, según me ha comentado, con anterioridad a la entrevista, el señor Díaz del Castillo y Barcelona, Barceló y Narbona, casi nada al aparato, capital de la antigua Galia Narbonense. Hago referencia al cuarto apellido de mi culto y adornado interlocutor.
Continúo, pues, en castellano, mirando a los ojos del entrevistado aunque los míos bizquean atraídos por las dos, aún livianas, protuberancias frontales de Pep.
Porqué esa manía hacia los toros, inquiero, de forma correcta y plácida aunque no comparta la inquina.
No es manía, es amor. La manía, como usted, no yo , dice , no es hacia el noble y astado bruto. Lo es hacia las llamadas corridas de toros. Nos oponemos a que sufra y padezca.
El toro o el torero, vuelvo a preguntar, viendo como las dos protuberancias empujan enrojeciendo la piel de la amplia frente de don Joseph.
Los dos. Mejor dicho, los tres.
¿ Qué tres ?. La Santísima Trinidad?
No, eso es un misterio sin resolver. Es usted irreverente. Me refiero al caballo.
Banderillazo en mis espaldas. Éste quiere guerra, me digo a mí mismo intentando y consiguiendo no reflejar mi displicencia ante los dos castigos : El puyazo y el par de banderillas del antitaurino y antiespañol señor Díaz del Castillo y no sé cuantos apellidos de origen catalán más.
Amor al caballo, a los animales en general. No deben ser maltratados ni vilipenndiados. Humillados hasta la muerte tras un sufrimiento atroz y despiadado. Amor al toro, al caballo... Amor libre y universal.
¿ Comparte su mujer el amor libre y universal?, pregunto como el que no quiere la cosa.
Sin duda es activista principal, respode.
No lo dudo, comento. Activista y accionista.
En efecto. Tenemos acciones en la Sociedad sin límites : Nadie con cuernos.
Cómo va el negocio, vuelvo a preguntar en cuanto que es mi obligación de periodista de Veritas, el periódico que me paga y me permite vivir, peor que bien, con 800 euritos al mes.
No mal, contesta Díaz del Castillo. Ya sabe, a diario se producen separaciones, anulaciones y divorcios con todo lo que implican...
Cambio de tercio y pregunto dándole una larga cambiada : Dígame, don Pep : ¿ Sólo ven sangre, sudor y lágrimas en la fiesta nacional?
Será la fiesta nacional de usted y de ustedes. Ni mía ni de Cataluña. Tan sólo vemos sufrimiento en el cornúpeta y crueldad en el matador, como su propia profesión indica.
Son ustedes miopes.¿ No ven el colorido ?. Son ustedes sordos. ¿ No oyen la música de los pasodobles toreros que ponen los vellos de punta?. Se los pusieron hasta a su famoso Conde Wilfredo el velloso, el piloso para ustedes. Qué vasallos más felones. ¿ No aprecian la estética y el arte del hombre para domeñar a la fiera?. ¿ No se emocionan?. ¿ No valoran la creación espontánea de arte por parte del torero, si es artista, ni el valor si carece de arte?. ¿ No ven poesía ?.
Sólo vemos cuernos. Cuernos por todas partes, cuernos más o menos cerca y martirio del astado. Crueldad castellana equiparable a los sangrientos sacrificios al dios Huitzilipochtli de los que fue testigo y contó mi décimo quinto tío abuelo, por parte paterna, en su Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España.
Toda comparación, como a todo bicho viviente, me parece odiosa, pero la que usted establece, don Pep, aunque no me considere amigo, ni yo a usted, aún más. Está usted obcecado. En su animadversión hacia el arte de torear late profundo sentimiento antiespañol. Un hondo complejo e insatisfacción que arranca del Edicto de la Nueva Planta del primer Rey Borbón español. De su odiado Felipe V, al que, a la trágala, tuvieron que tragar.
Es usted un marisabidillo, Wilhelmus. Un castellanista contumaz. Un, un ...
¿ Un qué?, dije con arrogancia.
Un hombre taimado y cruel, escopetó Pep.
Ante tamaño disparate, dicho con gesto amenazador e insultante, hube de contenerme. No obstante, prosiguió. Es usted maligno, imperialista, franquista, decimonónico, andaluz... Creí que me iba a lanzar la botella de vino del Penedés a la cabeza. Colmada la copa del Penedés de su buen vino y de mi paciencia, dije, sin hostilidad ni acritud pero con absoluta sinceridad y certeza :
Es usted un cornudo incipiente.
Terminamos la entrevista tirándonos los trastos de torear a la cabeza. Mi muleta se quedó colgada en uno de los apéndices frontales del señor Díaz del Castillo, catalán. Váyase al cuerno, fueron mis últimas palabras.
Las suyas en castellano, fueron : Arriba Cataluña. Abajo la fiesta de los toros.
Temo la reacción de Fidel Alba y espero que las Cortes españolas consideren fuera de la Constitución el " acuerdo democrático" al que ha llegado el Parlamento catalán. Ignoro las medidas que tomará hacia mi humilde persona el director de VERITAS. Ya les contaré.
Desde la barcelonesa Vía Layetana, Wlhelmus Alvarinus Toletanus tota Hispania.
¿ Es usted descendiente de don Bernal Díaz del Castillo, autor de La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España?, comencé preguntándole sentado en un bar de la Vía Layetana.
No. La rama catalana, la mía, desciende y desciendo de don Joseph , hermano del cronista-conquistador del Imperio Azteca, capitán con Hernán Cortés. Mi lejano tío era castellanista. Nosotros somos anticastellanistas y antitaurinos como es vox populi. La Nueva España será una España sin Cataluña.
¿ Le molesta que le haga la entrevista en la bella Lengua castellana, o prefiere que hablemos en , la también bella pero menos hablada, Lingua catalana?.
Si no es cornudo, me da igual. En caso de serlo, no responderé ni en una ni en otra.
Acuso el puyazo antitaurino advirtiendo que dos cornezuelos, pequeños como el sufijo indica, se señalan a ambos lados de la despejada frente de Pep, para los amigos , entre los que , según me ha confesado de forma confidencial, no me encuentro. Dos incipientes pitones. Me sobrepongo y nada comento sobre la manifiesta infidelidad de doña Fidela Gramanets y Ter, esposa de don Joseph, mujer legítima y ardorosa, fiera cual leona herida, según me ha comentado, con anterioridad a la entrevista, el señor Díaz del Castillo y Barcelona, Barceló y Narbona, casi nada al aparato, capital de la antigua Galia Narbonense. Hago referencia al cuarto apellido de mi culto y adornado interlocutor.
Continúo, pues, en castellano, mirando a los ojos del entrevistado aunque los míos bizquean atraídos por las dos, aún livianas, protuberancias frontales de Pep.
Porqué esa manía hacia los toros, inquiero, de forma correcta y plácida aunque no comparta la inquina.
No es manía, es amor. La manía, como usted, no yo , dice , no es hacia el noble y astado bruto. Lo es hacia las llamadas corridas de toros. Nos oponemos a que sufra y padezca.
El toro o el torero, vuelvo a preguntar, viendo como las dos protuberancias empujan enrojeciendo la piel de la amplia frente de don Joseph.
Los dos. Mejor dicho, los tres.
¿ Qué tres ?. La Santísima Trinidad?
No, eso es un misterio sin resolver. Es usted irreverente. Me refiero al caballo.
Banderillazo en mis espaldas. Éste quiere guerra, me digo a mí mismo intentando y consiguiendo no reflejar mi displicencia ante los dos castigos : El puyazo y el par de banderillas del antitaurino y antiespañol señor Díaz del Castillo y no sé cuantos apellidos de origen catalán más.
Amor al caballo, a los animales en general. No deben ser maltratados ni vilipenndiados. Humillados hasta la muerte tras un sufrimiento atroz y despiadado. Amor al toro, al caballo... Amor libre y universal.
¿ Comparte su mujer el amor libre y universal?, pregunto como el que no quiere la cosa.
Sin duda es activista principal, respode.
No lo dudo, comento. Activista y accionista.
En efecto. Tenemos acciones en la Sociedad sin límites : Nadie con cuernos.
Cómo va el negocio, vuelvo a preguntar en cuanto que es mi obligación de periodista de Veritas, el periódico que me paga y me permite vivir, peor que bien, con 800 euritos al mes.
No mal, contesta Díaz del Castillo. Ya sabe, a diario se producen separaciones, anulaciones y divorcios con todo lo que implican...
Cambio de tercio y pregunto dándole una larga cambiada : Dígame, don Pep : ¿ Sólo ven sangre, sudor y lágrimas en la fiesta nacional?
Será la fiesta nacional de usted y de ustedes. Ni mía ni de Cataluña. Tan sólo vemos sufrimiento en el cornúpeta y crueldad en el matador, como su propia profesión indica.
Son ustedes miopes.¿ No ven el colorido ?. Son ustedes sordos. ¿ No oyen la música de los pasodobles toreros que ponen los vellos de punta?. Se los pusieron hasta a su famoso Conde Wilfredo el velloso, el piloso para ustedes. Qué vasallos más felones. ¿ No aprecian la estética y el arte del hombre para domeñar a la fiera?. ¿ No se emocionan?. ¿ No valoran la creación espontánea de arte por parte del torero, si es artista, ni el valor si carece de arte?. ¿ No ven poesía ?.
Sólo vemos cuernos. Cuernos por todas partes, cuernos más o menos cerca y martirio del astado. Crueldad castellana equiparable a los sangrientos sacrificios al dios Huitzilipochtli de los que fue testigo y contó mi décimo quinto tío abuelo, por parte paterna, en su Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España.
Toda comparación, como a todo bicho viviente, me parece odiosa, pero la que usted establece, don Pep, aunque no me considere amigo, ni yo a usted, aún más. Está usted obcecado. En su animadversión hacia el arte de torear late profundo sentimiento antiespañol. Un hondo complejo e insatisfacción que arranca del Edicto de la Nueva Planta del primer Rey Borbón español. De su odiado Felipe V, al que, a la trágala, tuvieron que tragar.
Es usted un marisabidillo, Wilhelmus. Un castellanista contumaz. Un, un ...
¿ Un qué?, dije con arrogancia.
Un hombre taimado y cruel, escopetó Pep.
Ante tamaño disparate, dicho con gesto amenazador e insultante, hube de contenerme. No obstante, prosiguió. Es usted maligno, imperialista, franquista, decimonónico, andaluz... Creí que me iba a lanzar la botella de vino del Penedés a la cabeza. Colmada la copa del Penedés de su buen vino y de mi paciencia, dije, sin hostilidad ni acritud pero con absoluta sinceridad y certeza :
Es usted un cornudo incipiente.
Terminamos la entrevista tirándonos los trastos de torear a la cabeza. Mi muleta se quedó colgada en uno de los apéndices frontales del señor Díaz del Castillo, catalán. Váyase al cuerno, fueron mis últimas palabras.
Las suyas en castellano, fueron : Arriba Cataluña. Abajo la fiesta de los toros.
Temo la reacción de Fidel Alba y espero que las Cortes españolas consideren fuera de la Constitución el " acuerdo democrático" al que ha llegado el Parlamento catalán. Ignoro las medidas que tomará hacia mi humilde persona el director de VERITAS. Ya les contaré.
Desde la barcelonesa Vía Layetana, Wlhelmus Alvarinus Toletanus tota Hispania.
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