Suleimán tiene nombre de Sultán turco. Es magnífico escribiendo la palabra que se le diga, en caractéres árabes, sobre unas cartulinas polícromas ribeteadas por cenefas de motivos geométricos. Las representaciones divinas las prohibe el islamismo. Cartulinas que vende , frente al sol en el ocaso, en una mesa que le sirve de soporte, escaparate y tenderete. Una mesa orientada al poniente, hacia los bellísimos atardeceres de Cádiz con el sol descendiendo, a su ritmo casi eterno, para despertar al otro hemisferio. Despertador luminoso, no sonoro.
Hacia el Este, hacia la Meca, rezará sin oir los cánticos de los almuédanos. No me extrañaría que tuviese grabada en algún aparatito de los actuales, la llamada a la oración de cualquier almuédano desde el minarete de alguna mezquita. Encima de la mesa, en la parte expositora, una veintena de modelos en los que el magnífico pendolista escribirá, mojando calámo en negro tintero de negra tinta, el nombre o las palabras que el comprador le pida. Cobra euro y medio por cartulina y por escritura cúfica.
Suleimán es abierto y simpático. Me dijo que era argelino, tuareg. Sin ser negro como la tinta que usa, su piel es tostada. Tostada por siglos y milenios de sol sahariano y , desde hace varios años, gaditano. Vive en Puerto Real y, a diario, se traslada, por las tardes, al paseo marítimo de Cádiz, donde monta su tenderete y su escribanía. Tiene ojos obscuros de mirar limpio. Lleva en su rostro la nobleza de los hombres del Desierto. Dios quiera que lo sigamos viendo mucho tiempo trabajando, viendo como pasan los trabajos y los días. .. Ojalá
Hacia el Este, hacia la Meca, rezará sin oir los cánticos de los almuédanos. No me extrañaría que tuviese grabada en algún aparatito de los actuales, la llamada a la oración de cualquier almuédano desde el minarete de alguna mezquita. Encima de la mesa, en la parte expositora, una veintena de modelos en los que el magnífico pendolista escribirá, mojando calámo en negro tintero de negra tinta, el nombre o las palabras que el comprador le pida. Cobra euro y medio por cartulina y por escritura cúfica.
Suleimán es abierto y simpático. Me dijo que era argelino, tuareg. Sin ser negro como la tinta que usa, su piel es tostada. Tostada por siglos y milenios de sol sahariano y , desde hace varios años, gaditano. Vive en Puerto Real y, a diario, se traslada, por las tardes, al paseo marítimo de Cádiz, donde monta su tenderete y su escribanía. Tiene ojos obscuros de mirar limpio. Lleva en su rostro la nobleza de los hombres del Desierto. Dios quiera que lo sigamos viendo mucho tiempo trabajando, viendo como pasan los trabajos y los días. .. Ojalá
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