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EL BLOG DE GUILLERMO ÁLVAREZ DE TOLEDO PINEDA. Blog independiente y de temas multicolores. Entre ellos , el tema estrella : Historia de los Álvarez de Toledo Golfín. Etiquetas temáticas en la parte inferior y lateral con las gracias por entrar y leerme.Unas gotitas de humor no van mal en la cazuela de la VERDAD y mucho pueden decir.

domingo, 18 de julio de 2010

LAS PALABRAS, EL VIENTO Y EL REY FELIPE II

A lo largo de los años todos los hombres, excepto los mudos, pronunciamos, menos cuando dormimos, palabras, palabras... desde que empezamos a decir las primeras que nos abren la puerta de la comunicación oral. Antes de la primera, sea mamá, papá, papa o agua ; en mi caso pitete queriendo decir chupete, el homo sapiens, en sus primeros meses de vida, emite sonidos ininteligibles por sus padres y quienes los rodean. El hombre de meses, al vivir, parece revivir formas de comunicación primigenias, prehistóricas, remontándose a sus lejanos orígenes humanos.
Una vez que empezamos a hablar, ya no hay quien nos pare. Queda abierto un camino de parla continua. Cierto es que, con ellas, unos dirán cosas más interesantes e inteligentes que otros habladores. Unos hablarán más que otros. Todas las palabras que digan serán aladas, serán aladas y volarán, mecidas por el viento, como palomas blancas de paz, como guerreros buitres leonados, o como estrellas que adornan el Firmamento. Las arrastrarán aires poéticos o vientos preñados de aires malsanos, nequiciosos.
Todas volaron ,de forma inexorable,antes de que la tecnología lograse enlatarlas, apresándolas en jaulas para pájaros parlantes o cantarines, los más.
Muchas, incontables, he pronunciado en mi vida. Presente tengo que he sido, por mi condición de profesor de universidad, hablador profesional. Hablado he de todas las divisiones cronológicas de la Historia, incluídos los tiempos anteriores a la aparición de la escritura y de las volanderas palabras, en lo relativo a España, Gran Bretaña e islas de alrededor, Francia, América, África negra. Palabras sobre las sociedades humanas ecuménicas, universales. Palabras sobre lo humano y lo divino, sobre sus economías y pensamientos...Palabras humanísticas y humanas. Todas emprendieron vuelo tras dejar mayor o menor semen fructífero en las seseras de mis oyentes. En las entendederas y corazones de mis alumnos. Ojalá los frutos, si los hubo, les hayan servido para algo en sus vidas. Ojalá los hayan mejorado como personas. En este caso, aunque mis palabras fuesen arrastradas por los hijos y parientes del viento hacia un lugar de difícil retorno, habrán dejado alguna huella indeleble y buena, poética.
En el curso académico 1990-1991, un año anterior al quinto centenario de la consumación del " fecho o fazaña colombino", antes de que comenzara a explicar Historia de América, un alumno me preguntó si podía grabar, en aparato ad hoc, mis explicaciones. Respondí con un sí. A estas palabras, enjauladas y enlatadas, nos las arrastró el viento, cosas de la tecnología.
De cualquier forma, esclavos y dueños de ellas somos. De nuestros silencios sólo dueños, libres.
Cuidadito con lo que se dice. Piensa mucho y habla poco que de nuestras palabras somos responsables, Sancho, Pepe, Gonzalo, Guillermo... Pilar, Lola, Elena, Leonor, Mencía, Lucía, María...
Lo escrito, escrito está. El viento no se lleva las letras. Las hay que han cumplido cuatro mil años . Ellas nos han contado la Historia para no escépticos y para escépticos como la que de España, escrita por Juan Eslava Galán, leyendo estoy. Por nuestro Rey Felipe II, hijo del César Carlos y de la guapa Isabel de Portugal, voy. Por el Rey que reinó y gobernó, todo lo tenía que supervisar y controlar desde El Escorial, " tota hispania romana " y medio mundo. El Rey que habló poco, llamado, dudo si con razón, el " prudente" por historiadores áulicos. El Rey rubio y bajito que hizo temblar al Gran Duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo, y con menor prognatismo que su padre. El Rey sobre quien tanto se ha escrito con tinta negra y con tinta roja que el revisionismo tiende a aclarar. Su voz y sus palabras me hubiese gustado oir. Es probable que mudásemos la tópica opinión que de Su Magestad filipina tenemos. A sus palabras se las llevó el viento. A su cuerpo, el tiempo; como al de todos. Las almas también vuelan, tienen alas. Sunt angeli.

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