La cumple viniendo a verme a casa y trayéndome un sombrerito de paja , que muy bien me viene para ir a la playa , de los que sus amigos venden por las cercanías. . Me cuenta su travesía del desierto de el Sahara y las muchas penalidades y peligros por los que pasó antes de que su embarcación se hundiese cuando ya divisaba las playas gaditanas. Me habla de la Historia de su tierra , antigua colonia inglesa , y de la forma en la que el ébola azotó a su país . Que llegó huyendo de él y de la miseria de su pueblo y de la capital de la nación , Freetown , por muchos diamantes que se exporten al mundo en general y en particular al occidental y yanqui. Me habla en un castellano aprendido en Tetuán cuando estuvo en Marruecos pero que se entiende a pesar de su pronunciación de marcado carácter africano .
Que dejó en Sierra Leona muchos hermanos de padre con más hambre que un león hambriento , capaces de darle bocados a las piedras cuando no había qué cosa llevarse a la boca ni al estómago.
Que no comprende nada de buena parte de los hombres aunque algunos son buenos , como él , sean blancos o negros tal él es. Tan negro que a algunos blancos asusta su negritud hasta el punto de , por mímesis pavorosa , llegar a demudar el color y tornarse negros como el cordobán . Ni dudo de su bondad ni de su color por daltónico que pueda ser quien escribe sobre la agradable y agradecida visita de Makele..
Le comento que el padre de nuestro nieto Titín era un negro zumbón que salió rana y tan obscuro de piel como él pero sin su buen corazón . Sin su gran y agradecido corazón que , como él dice , existe en todas las razas como existen los corazones desagradecidos , pequeños y perversos o nequiciosos que lo mismo es.
Sobra decir que lo acojo , en casa, tal lo recibí , medio ahogado en arenas cercanas, con la hospitalidad que merece Makele ofreciéndole mantas y viandas variadas y múltiples a más de un dinerito del que no estamos sobrados pero que él aceptó sin rechistar. No así la cama que también le ofrecimos porque para dormir dijo que era muy suyo y prefería pasar la noche con sus colegas recién llegados y del mismo o parecido color de piel. O sea , negrísimos como a veces la gente consigue ponernos a mí y al más pintado . Mejor olvidar estos malos ratos y recordar los buenos como es la buena y nueva noticia que mando a don Bonifacio por si a bien tiene publicarla en su afamado y bien intencionado periódico.
3 comentarios:
Buena y tierna noticia que junto a la de su salvamento, es de las mejores que he visto por estas páginas. Mi más cariñosa enhorabuena a los dos, cosas así no se ven-oyen todos los días, ¿qué digo días? ¡Ni en años!
Abrazos.
Hola Guillermo, por aquí ando leyendo tus siempre ingeniosos artículos.
Me alegro que estés algo mejor - no sabía que estabas pachucho-. Yo, no puedo decir lo mismo, aunque sin ganas de ná, ahí estoy haciendo un esfuerzo para no parar el blog; y esperando a que las cosas cambien.
Un fuerte abrazo.
Que las cosas cambien para bien, Manuel , con otro abrazo tan fuerte como el tuyo y las gracias correspondientes.
Guillermo
Publicar un comentario