Y en marzo , cuando llegue , el perro y el amo, si lo tuviese. Lo que acabo de teclear no es más que un pretexto y dos refranes relacionados con el tiempo , para escribir sobre perros y sobre recuerdos.
Hay perros que no buscan la sombra en los meses de febrero y marzo , ni tiene amos . Son los perros callejeros o abandonados . Son amigos de gatos y amigos del hombre , según dicen .
Para algunos hombres son los mejores amigos si nunca los han mordido . En caso de haberlo hecho , dejan de serlo . Por ello se ven tantos perros abandonados . Bueno , por eso y porque hay gente para todo... Hasta para abandonarlos aunque nunca hayan mordido a sus amos y siempre se hayan portado bien con ellos. Ni a sus amos ni a nadie ... Jamás han mordido y son los más .
Una vez , siendo niño , fui perseguido por un perrillo que intentaba morderme . Corrí , perseguido por él , hasta que dejó de hacerlo . Todavía no sé si lo cansé o tal vez le pasara por la cabeza que su posible presa no mereciera la pena.
Dado mi estado , pienso que sería la segunda posibilidad. En aquél momento pensé que lo había cansado o que no me había podido alcanzar con sus cortas y veloces patas y manos . Cuando miraba hacia atrás lo veía con la lengua fuera y me parecía más un león que un perrillo .
Recuerdo en la calle que ocurrió la persecución yendo yo hacia el segundo colegio en el que estuve. Hacia el de los Escolapios , situado en la plaza Ponce de León de Sevilla, que ocupaba el antiguo palacio de los duques de Arcos.
Acababa de pasar , repito que yo iba solo y venía de casa , una fábrica de aceites que en la calle La María , esquina a la calle Los Polancos , existía . La fábrica debía ser muy antigua vista por los ojos de aquél niño que , más tarde , sería Wilhelmus el escribidor . Con anterioridad había asistido a un colegio de monjas situado en Nervión , la Sagrada Familia , en el que una monja , la llamábamos madre Tarsila , nos enseñó a leer , y con posterioridad en el que hice el bachillerato, la Escuela Francesa de Sevilla que , por aquellos años, estaba en la calle Abades haciendo esquina con la calle Ángeles . A un paso de la calle Don Remondo y a varios de la Catedral, del Palacio Arzobispal y del barrio de Santa Cruz . En la Escuela Francesa aprendí , además de la lengua castellana , la lengua de Francia .
No me quiero apartar de lo que estaba escribiendo ni irme por los cerros de Úbeda . Por tanto , sigo con mis recuerdos perrunos . Con respecto a ellos debo decir que otros , más gratos , guardo de los perros a los que Curro el casero echaba el afrecho , en los atardeceres de aquellos cerros de las viñas de Osuna en los años cincuenta del pasado siglo. Eran los perros que , por las noches , guardarían el caserío de la pequeña finca de mi abuelo Pepe en la que parte de mis primos y yo pasábamos los veranos andaluces .
Aquellos perros ya no existen pero en mi retina los guardo . A veces pienso en ellos y creo que en febrero buscarían la sombra . En marzo , ellos y el amo. Ya ha llovido desde entonces . Pienso, también, en otras muchas personas a las que tanto debo pero no encuentro fuerzas para decirles algo. ¡Pienso en tantas personas y en tantos perros!. A mi memoria viene Edi , el mastín de Grazalema, con el que tampoco podía hablar... aunque en aquellos años la depresión no hubiese hecho acto de presencia
Con los perros no estoy obligado a dialogar . Con los gatos como Emilou tampoco por mucho que los quiera. Nunca los abandonaría como otros hacen ... y yo mismo he hecho, con personas muy queridas , a causa de mi depresión ...De haber estado bien no lo habría hecho .
1 comentario:
Es cierto lo que dices Bueno aqui en USA no encuentras perros por la calles sin dueño ...vagabundos solitarios.
A veces se quiere mas a un animal que a un ser humano.
Cuando vivía en La Argentina algunos perros han querido morderme
Esos solitarios que andan por los parques de la mano del hambre.
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