Lo oigo tocar la guitarra en su cuarto . Lo tiene atiborrado de instrumentos musicales hasta el punto de que yo podría decir que no cabe ni uno más. Esta tarde , espero que Titín Kambumba no lea esta entrada , lo he pasado muy mal . La ansiedad me ha pegado fuerte hasta el punto de desaparecerme por completo el sentido del humor que a ratos conservo porque es consustancial en mí. Innato me atrevería a decir . Gracias a él creo que puedo soportar esta segunda depresión , más segunda que recidiva , cuando la puedo soportar . Sigo oyendo el rasgueo de la guitarra de Guillermo , lo cual parece calmarme y sosegarme algo y también , algo hará en este sentido , la cerveza que tengo a mi lado. La tomo todas las tardes en una copa bonita de Orval, monasterio medieval cisterciense belga, en cuya parte superior aparece una trucha con un anillo en la boca , símbolo de la abadía.
Buena costumbre que todavía mantengo aunque otras buenas haya perdido . Algunas creo que las mantendré , si se puede , hasta la muerte . Ojalá hubiese podido mantener todas mis anteriores buenas costumbres y alegría vital ; que perdidas están y dudo que reaparezcan en mi vida. Repito que , con lo que me comentó ayer Titín , éste no lea esta entrada porque pensará que poca cuenta le he echado a lo que me aconsejó. Perdona , Titín , nieto mío queridísimo , que no te haya respetado tu sabio consejo , pero el nerviosismo y el desasosiego de esta tarde han sido descomunales. .
Guillermo sigue con el rasgueo de su guitarra envolviéndome con él y trayéndome a la memoria actuaciones suyas públicas. Carmen-niña no para de mandar fotos de los lugares y paisajes que visita y Glaukopis , mi principal ayuda , ha ido a ver a sus padres a la iglesia en la que hacen la visita correspondiente y a comprar algo en el supermercado.
El escribidor teclea esta tarde , son las ocho menos diez , obedeciendo más los consejos de Carmen-niña que los de Titín Kambumba. Lo digo por lo de " nulla dies sine linea " . No lo digo ni lo escribo oyendo los consejos que Titín Kambumba me dio en lo concerniente a que no escribiese tanto sobre mi depresión porque lo repetido puede llevar al hastío e incluso puede llevar a algunos ( los malpensados ) a la incredulidad o a mofarse de mi padecimiento. Titín , en caso de leer estas letras , pienso que habrás comprendido que no son caprichos míos sino necesidad de exponerlas con el buen sonido de fondo del rasgueo de la guitarra de Guillermo.
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