El barco de pesca volvía a su puerto de procedencia cuando observó que alguien , extenuado , nadaba en dirección a él. El patrón no hizo la vista gorda ni oídos sordos como otros hacen y puso rumbo rápido hacia el nadador que apenas ya podía bracear en las aguas tranquilas de el Golfo de Cádiz. Le lanzó un cabo al que exánime se sujetó el náufrago que fue izado a cubierta. Se trataba de un hombre negro y joven que chapurreaba francés mezclado con alguna lengua que ningún miembro de la tripulación conocía . Solo se comprendían aisladas frases en lengua gala gracias a las que se pudo conocer su nombre , edad y procedencia. Se llamaba Obeid , era congoleño y aún no había cumplido los veinte años. El patrón lo sentó donde pudo ante las miradas atónitas de los cinco marineros que formaban la tripulación que raudos le dieron de beber agua dulce y fresca que el hombre agradeció mediante gestos y la palabra merci. Exhausto , debilísimo , nos miraba con ojos agradecidos y llorosos en cuanto que pensaba que de un momento a otro iba a desfallecer en el mar y ser tragado por las aguas en el caso de que el barco de Paco , que lucía en la proa su nombre : EL SALVADOR , no lo hubiese avistado entre el leve oleaje y hubiese hecho uso de la mejor voluntad para intentar salvarlo . Obligación de prestar auxilio que , según me llega a los oídos , no todos los barcos grandes , pequeños o medianos cumplen.
Obeid se restableció con prontitud y Paco , al amarrar su barco de pesca , decidió ocultarlo a las autoridades portuarias competentes . Sabía que era probable que lo reexpidieran a su poblado , del que huía , y lo más indicado , en su forma de pensar , era acogerlo y asalariarlo como un marinero más . La mirada de Obeid reflejaba tal nobleza que nadie dudó de su bondad y necesidad de afecto.
Algunas noches , mientras se lanzaban las redes , Obeid hacía gala de su negritud entonando unos cánticos subsaharianos que recordaban a Paco sones caribeños .
Obeid conoció , una de las escasas veces que el patrón lo llevó a su casa aprovechando la falta de vigilancia existente en el muelle , a Francisquita , una de las hijas de Paco ; y se enamoró de forma platónica de ella. A la joven , Obeid le hizo tilín desde el primer momento llegando a captar su gran corazón . El platonismo pronto dio paso a otro tipo de amor y , producto de las relaciones , nació una niña mulata con ojos verdes que todos recibieron como a una reina . Ya por entonces a Obeid no lo escondía su suegro y , mediante sus buenas relaciones , consiguió , sin que nadie llegase a comprenderlo muy bien , la nacionalidad española para Obeid . Siendo Obeid ya español lo apuntó en la oficina del INEM desde la cual pasó formar parte asalariada de la tripulación de : EL SALVADOR . No hubo más que un paso que fue dado en toda regla .
Obeid , cada dos años , lleva a su mujer e hija a su poblado congoleño . Otros negros le preguntan por sus creencias anteriores y Obeid responde que mirándolas bien no tienen gran diferencia con las españolas . A los sesenta o setenta habitantes de la aldea de Obeid no se les ha pasado por la cabeza implantar la república democrática de Muanga ( nombre de la aldea ) y separarse de la República Democrática del Congo porque lo consideran un atraso de tomo y lomo .
Ni que decir tiene que no recuerdo si esto lo soñé o me lo contaron una noche a la luz de la Luna. Hubiese preferido esto a lo otro.
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